Después de que la fama lo hizo aparecer en revistas y hasta en marcas de ropa, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, enfrenta la furia de gobernadores, empresarios, comerciantes y, desde luego, la clase política, que han pedido la guillotina para su cabeza con la intención de ir sumando rocas en el dique anti-AMLO para hacer de los estragos de la pandemia y sus realidades colaterales el punto de quiebre del actual gobierno.
Hasta ahora, tanto la confianza como el apoyo del presidente López Obrador han sido suficientes para apuntalar a López-Gatell, que es el centro de las acusaciones y malestar de aquellos que, convencidos o no de la estrategia de salud y de la marcha del actual gobierno, esperan lograr dividendos políticos y económicos ante un gobierno que se sigue encumbrando en niveles de legitimidad y credibilidad nunca antes vistos.
Recordemos en este trazo la visita de López Obrador a Estados Unidos, que antes de realizarse ya era el foco de crítica, que vaticinaba un rotundo revés y fracaso, pero para la rabia de las fuerzas oscuras, resultó un éxito de diplomacia, aunque sus alcances reales e impactos en política y economía no sean sustantivos para pensar a México en franca reestructuración y transformación de Estado.
En este impasse pandémico, López-Gatell ha logrado calmar las aguas y capear el temporal de ataques y declaraciones sin pelos en la lengua, pero el demoledor paso de la muerte y el contagio por covid-19, al igual que en otros países (salvo excepciones contadas), significa un peso que pocos quisieran en sus espaldas, inclusive todos aquellos que con ferocidad intentan menospreciar sus acciones.
En el análisis crítico de este escenario, López-Gatell se ha convertido en el foco de los ataques de la oposición política del actual gobierno, debido, con letras mayúsculas, al hecho de que la estrategia de comunicación de las fuerzas opositoras se cifra en hacer parecer como ineptos a los funcionarios de la actual administración para que el más mínimo revés de la marcha del país sea impugnable a ellos y, desde luego, no a cuestiones estructurales del capitalismo internacional y de los tropiezos históricos de los gobiernos antecesores que han incidido en el quiebre de Estado que vivimos.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
