¿Quién tiene la culpa de la inseguridad en Huejutla?

I PARTE

En el siglo XX, Huejutla de Reyes cobró una posición interesante en la que no se ha profundizado a cabalidad, pero hemos encontrado datos del periodo revolucionario que ubican un dictatorial poder caciquil que aún abona en familias de políticos encumbrados, junto a una amplia base piramidal de las clases vulnerables oprimidas por los primeros.

Este municipio contó con presencia activa de los sectores religiosos durante la guerra cristera; actualmente la presencia de los representantes de la fe católica sigue influyendo en diversos aspectos de la vida ordinaria de la población.

Ya durante el reparto agrario se generaron diversas tropelías en contra de las clases más desprotegidas, que devengaron en todo el país en un ánimo beligerante; tal vez podría ser la causa del armamento de comunidades pobres en distintos puntos.

Veracruz contenía grupos armados que, curiosamente, se llegó a manejar, conseguían armas en tierras hidalguenses desde los años 60, y derivado de intricadas relaciones la expansión de dichos grupos llegó a Hidalgo, ocasionando enfrentamientos violentos con grupos caciquiles que formaron sus propios organismos de seguridad con “cuadrillas de pistoleros”.

Hasta finales de la década de los 80 la población sufrió una violenta represión sin poder desarticular del todo a los grupos izquierdistas, algunos de los cuales en los 90 llamaron a la instauración de movimientos guerrilleros similares al EZLN y otros simplemente se volvieron grupos armados.

Lo anterior es una introducción importante para contextualizar a Huejutla como un municipio que desde hace más de un siglo posee formas de organización paralelas a las que indican las autoridades municipales.

Huejutla de Reyes encarna el realismo mágico tantas veces usado en la literatura latina, ofreciendo por un lado una vieja historia de caciques y población indígena, y una fuerte inclinación por los temas esotéricos que se mezclan en su vida cotidiana -y que cobra especial interés entre su clase política de todos colores, o por lo menos es lo que cuentan los oriundos de la Huasteca-, a la que ahora se agrega la inseguridad creciente.

Durante muchos años el contexto político social fue determinante; sin embargo, fue la ubicación geográfica de ese municipio hidalguense lo que atrajo la atención de grupos de narcotraficantes que ocuparon las estratégicas vías de comunicación terrestre para “pasar” su mercancía pero sin asentamientos permanentes.

Fue durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa cuando la “guerra contra el narcotráfico” generó brutales estragos de los que aún se tienen consecuencias, como el surgimiento de nuevas células delictivas, intensificando la pelea de plazas y vías de comunicación.

A finales del año 2011 Los Zetas tomaron carreteras federales que son “paso” hacia Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz, que tienen como punto común a Huejutla, además poseedor de una geografía de difícil acceso y alto porcentaje de la población en rezago social. Ahí los grupos delincuenciales encontraron un paraje adecuado a sus necesidades.

Los años transcurrieron mientras Hidalgo lograba generar tranquilidad hasta posicionarse como el estado más seguro del país, aunque debemos agregar que en el contexto nacional se dio un cambio de estrategias de seguridad para evitar el incremento de violencia.

Huejutla siguió presentando afectaciones como enfrentamientos armados por el control de las carreteras federales, así como la existencia de diversos polos de narcomenudeo en la localidad, sin omitir los múltiples centros nocturnos que presumiblemente albergan redes de prostitución.

Distintos alcaldes han tomado protesta desde entonces, y el actual es Raúl Badillo Ramírez, quien encabeza las responsabilidades junto con el mayor Edeo Maldonado Hernández como secretario de Seguridad Pública municipal. Este dúo anunció en febrero de 2017 la entrada de 12 millones de pesos provenientes del Programa de Fortalecimiento para la Seguridad.

Y vaya que es urgente destinar recursos en materia de seguridad en Huejutla de Reyes, que acaba de vivir una intensa jornada de violencia dejando las casetas de seguridad cerradas con la declaración de Maldonado Hernández, justificando los hechos en haber sido cometidos por delincuentes provenientes de otros estados.

Se estiman procedentes de Veracruz células dedicadas al robo de comercios que ocasionan un bloqueo a las actividades económicas regionales y por tanto al desarrollo, aunque no se ha determinado alguna estrategia de seguridad.

En cambio, ha incrementado la presencia de retenes en la vía federal México-Tampico, que involucra una de las más concurridas en el tráfico de estupefacientes desde hace varios años.

En 2013, Huejutla apareció como uno de los municipios con mayor porcentaje de homicidios cometidos a nivel nacional, para en 2015 ser ubicado entre los últimos lugares de la tabla de medición, es decir, en dos años el delito en cuestión bajó notablemente, aunque volvió a despuntar, o es lo que deja ver la nota roja de la región.

Si bien es cierto que ningún lugar está exento de delitos, llama la atención que es en Huejutla donde se manifiestan con lujo de violencia. Por ejemplo, en febrero de 2017 fue denunciada la desaparición del profesor Jesús Hernández Castellanos, identificado como activista político al interior de las filas magisteriales. Lamentablemente los encargados de la seguridad pública municipal no han ofrecido declaraciones para dilucidar el incidente, pese a las manifestaciones de los “profes”.

La seguridad en Huejutla requiere atención focalizada para no permitir el avance de los indicadores, por ejemplo: la falta de fuentes de empleo podría influir en la disposición de los jóvenes a trabajar como narcomenudistas -uno de los delitos con mayor incidencia en el municipio-.

Al respecto, la omisión de acción o tolerancia de hechos por parte de los cuerpos policiales municipales es alarmante, al grado de ser los propios ciudadanos quienes desconfían de los encargados de la seguridad.

Huejutla cuenta con los principales elementos detonadores de violencia, que son: presencia de drogas, armas y alcohol, retomando que su colindancia con Veracruz, que atraviesa una de las peores crisis de seguridad, y carreteras como la México-Tampico representan una de las rutas más importantes del crimen organizado.

La presencia de grupos poblacionales vulnerables en Huejutla es vasta, encontramos una alta incidencia en actos de violencia contra las mujeres ante la presencia de centros nudistas, la falta de oportunidades laborales, el bajo nivel educativo y la presencia de poblaciones con pobreza extrema. Todo esto provoca un desarrollo precario de niñas y jóvenes que no cuentan con opciones de vida, o por lo menos las desconocen.

En este renglón cabe mencionar a Juan de Dios Monroy Cisneros, regidor del Ayuntamiento y recientemente nombrado dirigente municipal del PRI, quien fue denunciado penalmente por violencia doméstica, lo cual podría traducirse en falta de sensibilidad para tocar el delicado tema de agresión contra las mujeres en un territorio con altos índices de inseguridad, pues difícilmente un perfil de autoridad como éste podría favorecer a los sectores vulnerables.

Por su parte, la diputada federal por Huejutla, Carolina Viggiano, ha defendido incansablemente su sobrada capacidad para no enrolarse en el típico papel femenino de primera dama, al ser esposa del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, y además recientemente ha emitido una postura para detener la violencia política contra las mujeres. Por ello, extraña su falta de trabajo en materia de protección al sector femenino en un municipio que abiertamente lo vulnera y es la cabecera del distrito que representa.

El sector de la población infantil que no asiste a la escuela ni trabaja por falta de condiciones abunda, con lo cual se incrementan las posibilidades de incorporarse a trabajos ilícitos (narcomenudeo) o al consumo de drogas. Por otro lado, un gran número de niños interrumpe su educación básica de forma temporal o permanente para ayudar a la manutención familiar. Ninguna autoridad ha reparado en el mínimo reporte de ellos.

Pese a contar con dos diputados locales originarios de este municipio, Huejutla no parece ser favorecido con su trabajo: Norma Alicia Andrade Fayad, adscrita a las comisiones legislativas de la Niñez, la Juventud, el Deporte y la Familia como integrante, y secretaria de la del Trabajo, con un currículum como periodista regional, parece desconocer totalmente las problemáticas relacionadas con el trabajo infantil.

Por otro lado, Daniel Andrade Zurutuza, representante del PES, por representación proporcional y primo de la diputada local por el PVEM, integrante de la comisión de Población y Migración, tampoco ha destacado por trabajo en favor de los sectores vulnerables.

A pocos meses de arrancar un nuevo proceso electoral, los diputados de la región buscan posicionar sus aspiraciones y, una vez más, la Huasteca hidalguense continuará insegura y rezagada.

Por su parte, las comunidades con alta presencia indígena (mayoría en la región huasteca) cuentan con sistemas propios de organización que les permiten resguardarse sin la presencia de cuerpos policiales, además de que su nivel de pobreza los convierte en grupos poco redituables para el crimen.

Los ganaderos y empresarios, ante el hartazgo social y la falta de credibilidad de políticos y funcionarios, poco a poco recurren a la implementación de viejos mecanismos de seguridad comunales, como la contratación de grupos similares a las “cuadrillas de pistoleros” para prevenir los constantes asaltos a comercio y casa-habitación, que han incrementado su incidencia en el municipio, añadiendo el robo de vehículos y ganado.

Otro método de protección comunal se ha reflejado en los linchamientos públicos, aunque a diferencia de otras regiones los huejutlenses retienen a funcionarios, un ejercicio que si bien no cuenta con una medición de patrones específicos, sí puede hablar de su constante incidencia desde hace décadas. Pese a ello, los cuerpos policiales continúan sin recibir ningún tipo de preparación para intervenir.

Entre los rumores más graves se encuentra la existencia de toques de queda en el municipio como ejercicio común entre sus pobladores, debido a la alta incidencia de delincuentes “de paso” que asolan pero también por las balaceras que pueden tener lugar por las noches.

La ausencia de autoridades municipales competentes implica responsabilidad sobre los cuerpos de policía ineficientes, presumiblemente relacionados con la corrupción, que además aún no han sido evaluados debidamente por las instancias correspondientes y que, en combinación, permiten el arraigamiento de problemas de inseguridad.

Los señalamientos contra Badillo Ramírez por el dudoso manejo financiero del erario público, su baja credibilidad, su falta de políticas públicas aplicadas, sus controversiales relaciones familiares y su falta de compromiso ante la ciudadanía, matizan la inoperatividad en materia de seguridad.

Una de las defensas más recurrentes entre munícipes sobre su falta de respuesta acertada frente a la inseguridad, radica en las reformas al Sistema de Justicia Penal, lo cual -debemos decir- es absurdo, pues muy al contrario de lo que buscan hacer parecer, las reformas penales generan garantías a poblaciones vulnerables.

Y esto hace reflexionar sobre la inutilidad de cuerpos policiacos acostumbrados a detenciones arbitrarias y métodos poco ortodoxos para ejercer sus funciones, y una vez que advierten la existencia de las penalizaciones a este tipo de conductas no saben cómo realizar su trabajo, lo cual nos lleva a un punto medular en materia de seguridad: la profesionalización de policías.

Es verdad que la seguridad en México presenta una larga carrera para lograr subsanar las carencias, pero también lo es que esta tarea monumental nos confiere a todos, por eso, queridos lectores, los invitamos a reflexionar: “Den a Dios lo que es de Dios, al César lo que es del Cesar, y a la corrupción la denuncia ciudadana”.

 

DESDE LA ANTESALA DEL INVENCIBLE:

Y continuamos con los inoperantes cuerpos de seguridad hidalguenses, pues la semana pasada a bordo de una patrulla de la Policía Municipal, dos elementos -presumiblemente en estado de ebriedad- estamparon el vehículo oficial contra una motocicleta tripulada por una pareja que resultó con lesiones graves.

Éste es el desempeño de policías municipales, al parecer adscritos a Huazalingo. ¿Quién supervisa o sanciona a los encargados de la seguridad?