Se da el nombre de “huachicoleros” a quienes, con maña y desvergüenza, se roban de los ductos de Pemex la gasolina que luego venden ilegalmente y tienen ganancias que sólo en 2018 superaron los 60 mil millones de pesos, gracias a una compleja red de corrupción que obligó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a iniciar una lucha frontal, quizá mal orquestada por el daño que se provoca a la ciudadanía inocente, pero no mal fundamentada. Esta batalla ha despertado un apoyo fuerte por parte de la población, porque todos estamos hartos de la corrupción, el abuso, la impunidad y la soberbia de los ladrones, que pasean con desfachatez la riqueza mal habida ante quienes se ganan la vida honradamente.
Sin embargo, y sólo como reflexión sobre este particular, diremos que si bien los ciudadanos mantienen su apoyo a AMLO, es indudable que urgen soluciones al desabasto de gasolina y una presencia más sólida de los funcionarios federales, que se ven torpes e inexpertos, como el director de Pemex, Octavio Romero, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que se exhibió ante el presidente cuando dijo que no llevaba la información sobre la compra de petróleo a Estados Unidos que le estaba siendo requerida.
El malestar del pueblo sabio es grande y el daño a la economía, también.
El pueblo sabio se está cansando y muchas cosas pueden pasar en el bono de confianza a Obrador. Quizá por eso hace unos días anunció el inicio de la cacería de los expresidentes, eso sí, siempre y cuando el pueblo lo decida en una más de sus consultas cuyos resultados están más que anunciados.
Llega el tiempo del circo para este pueblo nuevo, que aplaude el dinero que se regalará en los programas que va poniendo en marcha. Poner en su lugar a los corruptos no se pregunta si se debe hacer o no. Se procede de acuerdo a la ley, aunque no le guste al pueblo sabio; no es una función del Atayde, es darle vigencia a nuestro marco legal.
Volviendo al tema de los huachicoleros, si bien los que roban gasolina deben ser puestos en su lugar, existe otro tipo de huachicoleros del dinero público, que transitan por caminos que van desde la exigencia para programas del pueblo pobre, del que se dicen sus representantes, hasta llegar al campo de la presión con marchas, plantones, acusaciones al gobierno de insensible ante los más necesitados, en muchos casos con el apoyo de grillos que ven en estos modos una manera de golpear al gobierno por algún resentimiento o por allanarse la senda a puestos de poder.
El huachicoleo de dinero es hacerle perforaciones a los ductos del dinero público, del que por lo menos queda la duda de su destino final. Y los hay que son expertos en este actuar, de entrada hay que apuntar a organizaciones como la UNTA y los antorchistas, que se pintan solos para exigir dinero para obras y acciones que ellos deciden de acuerdo a sus propias agendas de compromisos que dicen dan respuestas a la gente necesitada.
Por lo que se ve, se deja de lado el Plan Estatal de Desarrollo para exigir millones de pesos que en varias administraciones, al parecer, se les dio sobre todo para evitar sus desplantes de protesta.
López Obrador fijó un “basta” a estas prácticas de conseguir buen dinero cuando dijo en Guaymas, Sonora, que se terminaría la práctica de organizaciones que pedían dinero para luego “entregárselo a la gente”, y señaló directamente a los antorchistas, que en Hidalgo tienen una larga historia con estas prácticas que siempre les dejaba buen dinero.
“Ya no vamos a requerir intermediarios”, dijo, con lo cual parece que llegan a su fin todos esos organismos que por años tenían una mina de oro. Se les acaba el negocio a muchos vivos, porque si bien el apoyo a los campesinos se mantendrá, ya no será a través de organizaciones cuyos líderes crecían en dinero y en poder político.
Quizás un último coletazo lo dieron en Hidalgo ocho organizaciones de éstas con la UNTA a la cabeza, que con su estilo se manifestaron para exigir unos 100 millones de pesos porque argumentan no se les atiende desde hace un año.
El gobernador está impedido para responder con ese dinero porque es la indicación presidencial y porque debe haber un consenso con el presidente. Todo indica que el jueguito de intermediarios para sacar lana llega a su fin, incluida la CNTE, que exigía que el pago a maestros volviera a los estados como parte de la derrota de la Reforma Educativa. Tampoco se aceptó.
GOLPE A LOS CHÁRREZ
Esto de acabar con los intermediarios significará un logro si se aplica un duro golpe a los Chárrez en Ixmiquilpan, que han hecho de su gestoría, con su estilo de presión con manifestaciones y plantones o toma de oficinas, un camino al premio gordo. Para mayor presencia crearon sus organizaciones como AVANCE, SION y Movimiento Patriótico, que les daba bases para exigir presupuesto para municipios y comunidades del Valle del Mezquital.
Obrador dijo que no hacen falta organismos intermediarios y que el apoyo será directo. Con Cipriano cerca de un proceso parece que el imperio Chárrez se tambalea en serio.
DIPUTADOS HUACHICOLEROS
Los diputados locales por Morena no se quedan atrás en este huachicoleo del presupuesto público, y como dice el diario REFORMA, se despacharon con la cucharada grande y con el alegato de que requieren más dinero para profesionalización y para ser independientes, fueron el Congreso, en todo México, que más subió su presupuesto en un 62.2 por ciento, pues mientras en 2018 tuvieron 132.5 millones de pesos, para 2019 se permitieron adjudicarse 214.8 millones, es decir, más de 82 millones extra para sus gastos. Le metieron duro el diente a los ductos del dinero público, y eso que se dicen austeros y vigilantes del uso correcto del dinero de todos.
Como que vieron dinero y se perdieron con la aplicación de apoyos especiales y la entrega abusiva de incrementos irracionales para su patrón en la UAEH.
Bien dicen que en arca abierta, el justo peca… pero todo hace ver que el jueguito se acabó, por más respingos que den.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.