“El hombre es fuerte y la mujer es débil”, “el hombre puede protegerse a sí mismo, la mujer necesita protección”. Estas dos simples afirmaciones (y se pueden formular más) serían suficientes para que una persona “igualitaria” reaccione y defienda la falsedad que entrañan.
En el fondo se intentaría atacar y destruir la posición de privilegio o de poder en que dichas afirmaciones colocan a los hombres frente a las mujeres, y se sostendría que las mujeres también son fuertes y que también se pueden proteger a sí mismas, pero que existe un problema “estructural”, “sistémico” que reafirma la desigualdad y empodera a los hombres sin hacer nada. Rara vez se sostendrá o reconocerá que los hombres también pueden ser débiles y que los hombres también necesitan protección.
Bajo esa lógica, en las últimas décadas se ha construido una estructura legal e institucional que reafirma que “el hombre es fuerte y la mujer es débil” y que “el hombre puede protegerse a sí mismo y la mujer necesita protección”, y se invisibiliza por completo la posición de desigualdad en que los hombres pueden ser colocados bajo el principio de que el sistema es patriarcal.
Esa lógica es la que ha aplicado el Poder Judicial de Hidalgo con el respaldo (o quizá la instrucción) del gobernador, al crear el primer Juzgado Especializado en Materia de Violencia contra las Mujeres. No ha sido suficiente la creación de un marco legal e institucional exclusivo para las mujeres, sino que ahora se juzgará a hombres y mujeres con una perspectiva de único género: las mujeres.
No estoy negando la existencia de desigualdad entre hombres y mujeres, y la posición de privilegio que en muchas áreas gozamos los hombres, sino que critico que se esté construyendo un sistema a la inversa en el que las mujeres gozan de todos los privilegios, a los hombres se nos invisibiliza y se nos enseña que somos malos por naturaleza.
Si no es así, ¿cómo debe entender un niño que en el lugar en el que vivimo, existan leyes, juzgadoras y otras instituciones para mujeres y ni una sola para los hombres (porque se sostiene que el sistema ya es para los hombres, es decir, patriarcal)? Sea cual sea la explicación, el mensaje de fondo es: “hombre malo”.
Como abogado he representado a víctimas mujeres y hombres de violencia. El trato siempre ha sido desigual. Es cierto que anteriormente se victimizaba más a las mujeres y se les maltrataba más (porque se siguen cometiendo abusos), pero a los hombres no se les cree el papel de víctimas, como tampoco se les cree que puedan hacerse cargo de sus hijos o de su propia casa, aunque se les exija hacerlo.
Tampoco niego que aún exista machismo y la estigmatización de roles de género, pero hay hombres de las nuevas generaciones (y vienen más) que han ido rompiendo esos estigmas y son estas personas a las que las leyes y las instituciones están ignorando, están en una zona gris en la que el sistema a veces parece cuestionarles si ha sido correcto el camino que han tomado.
En la práctica, mientras que con las mujeres basta con manifestar que “se hacen cargo de sus hijos y que son violentadas por su pareja” para que una jueza o juez decrete en su favor una serie de medidas y órdenes de protección, los hombres tienen que ser entrevistados, valorados psicológicamente y revictimizados para creerles.
Ni pensar en la posibilidad de solicitar órdenes de protección en juicios familiares (no penales) porque estas están contempladas sólo para las mujeres como lo indica la propia denominación de la Ley “de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”.
El trato desigual hacia los hombres que han adoptado la masculinidad igualitaria como modo de vida nos debería obligar a criticar con fuerza las acciones que se toman desde el poder en pro exclusivamente de las mujeres, para que se empiece a hacer más énfasis en el género o los géneros, y no sólo pensar en la dicotomía “violencia/mujer”.
Las acciones afirmativas que se aplican sin un escrutinio estricto de su necesidad y proporcionalidad, pueden afectar a terceros, tal como afirmó Mauricio Huesca Rodríguez, actual Consejero Electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México, en el número 28 de la revista Quid Iuris 2015: “la aplicación de acciones afirmativas con el propósito de revertir una desigualdad histórica de género, lesiona severamente derechos fundamentales de terceros de igual importancia jerárquica que el de igualdad.”
Por: Leonardo Flores Solís
Abogado de profesión y activista por vocación. Soy producto de la justicia social. Maestro en Derecho por la UNAM y licenciado en Derecho por la UAEH. Soy más puma que garza.