La derrota política de la alianza del antiguo régimen en Hidalgo no ha impuesto para el bloque del PRI, PAN y PRD las lecciones de forma y fondo que le permitan, a nivel de partidos, reestructurar su presencia política y conducción social.
Mientras la cúpula del PRI Hidalgo se refugia en la “operación Fayad” -que creó daño colateral para fragmentar al partido y crear las condiciones políticas que marcaron el ascenso del gobierno de alternancia de Julio Menchaca-, el PAN no aparece en la radiografía ni escena política porque en la pasada elección presidencial en Hidalgo jugó menos que el Chicharito en las Chivas y, en la postura del PRD, ya se apresta de sobrevivir en territorio hidalguense conservando su registro a dejar la alianza fallida, bajo la visión de recuperar los principios de izquierda.
Noticia que no es noticia: Xóchitl Gálvez se ha deslindado de la alianza fallida anunciando que “cierra el ciclo con PRI, PAN y PRD” y que habrá de tener reuniones con el líder blanquiazul, Marko Cortés, quien en un exabrupto y enfado ante el reconocimiento de la oriunda de Tepatepec de que Claudia Sheinbaum había resultado triunfadora de la elección presidencial, la impugnó al grado de hacerla derramar lágrimas de amargura frente a la derrota política.
En esta inercia desastrosa de convulsión política de los partidos del antiguo régimen en Hidalgo, las palabras de despedida de Xóchitl Gálvez son: “La sociedad civil no se puede activar solamente cuando hay una elección, tiene que estar, de manera permanente, vigilante del gobierno, tenemos que hacer que la gente no esté conforme con malos servicios públicos, sigue un gran trabajo ciudadano en los próximos meses y regreso a trabajar como ingeniera”.
Es necesario desmenuzar este epitafio que la oriunda de Tepatepec le confiere a la alianza fallida:
“La sociedad civil no se puede activar solamente cuando hay una elección…”, lógico, esta es la carencia de conducción política que precipitó la derrota de la alianza fallida que dejó de ser interlocutora de la sociedad civil y a la que trató de activar cuando ya estaba activa en favor de Morena Hidalgo, que la activó en las Rutas de la Transformación de Julio Menchaca.
“…tiene que estar de manera permanente, vigilante del gobierno, tenemos que hacer que la gente no esté conforme con malos servicios públicos…”, por supuesto, esto fue lo que propició el rechazo e impugnación de la ciudadanía que fue excluida en las decisiones de gobierno del antiguo régimen y que a causa de malos servicios públicos, abandono social, hambre, miseria, pobreza y asimetrías, migró su voto con gusto a Morena Hidalgo, inclusive, no votando por Xóchitl Gálvez en la elección presidencial.
“…sigue un gran trabajo ciudadano en los próximos meses y regreso a trabajar como ingeniera…”, traducimos: la ciudadanía, no los partidos de oposición del antiguo régimen, tiene un gran trabajo en los próximos meses, es decir, queda nuevamente abandonada por los partidos de oposición y, yo, Xóchilt Gálvez, regreso a trabajar como ingeniera; es decir, muerto el perro se acabó la rabia, por lo que una vez perdida la elección, abandono el barco como lo hacen las ratas en los naufragios.
La alianza fallida con este tipo de liderazgos, en franco despropósito de conducción social, está condenada a la extinción, porque no presenta un proyecto político que pretenda dignificar a la ciudadanía y, mucho menos, construir una nación.
