Hidalgo no olvida, Hidalgo es de Osorio

Conforme avanzaba la mañana del lunes comenzó a extenderse el rumor de la asistencia de Miguel Ángel Osorio Chong al evento del CDE PRI Hidalgo, aunque no faltó quien creyera se trataba de una “mentira piadosa” para lograr la convocatoria y ánimo deseados.

Los grupos municipales convocados fueron de zonas aledañas a la capital, a todos ellos se les solicitó que acudieran en autos particulares en grupos pequeños por el tema de fiscalización.

Los delegados políticos ofrecieron refrigerios a suficiente distancia del bulevar Colosio para evitar la entrega de cuentas, y por supuesto la petición en confianza de “cobijar al candidato Meade” para evitar molestias debido a que a Miguel Osorio siempre se le entrega la gente.

Al llegar a las instalaciones del PRI se notaba la mala logística, pues el espacio no correspondía al número de asistentes, mientras que los encargados otorgaban o negaban la entrada sin razón aparente y de formas prepotentes. Obviamente, al final, la incapacidad del personal tuvo como consecuencia filas vacías y quejas.

Existieron diversos accesos para los priistas de alcurnia, entre ellos Alfredo Bejos y Pedro Luis Noble, quienes caminaron a prisa tratando de evitar el contacto; Carolina Viggiano y Ernesto Vázquez entraron en pose desde que cruzaron la valla, con su mejor sonrisa esperaron ser reconocidos y avanzaron lentamente. Guadalupe Chávez y Liliana Oropeza pasaron totalmente desapercibidas; Mayka Ortega y Aracely Velázquez no fueron la excepción, mientras que María Luisa Pérez Perusquía y Leticia Cuatepotzo fueron mejor recibidas por la multitud, solicitadas para fotografías y saludos.

De pronto la gente comenzó a ponerse de pie, e inmediatamente el resto entendimos el mensaje: había llegado Miguel Ángel Osorio Chong acompañando a José Antonio Meade Kuribreña.

El primero en entrar fue el precandidato presidencial y su esposa, el cobijo priista no se hizo esperar con porras, aplausos y fotografías; detrás de él, Leoncio Pineda Godos, dirigente estatal del PRI Hidalgo, quien de no ser por unos diez concurrentes hubiera pasado totalmente desapercibido.

La cara de Pineda Godos no podía mentir: era de preocupación, mientras les susurraba a sus compañeros más cercanos en forma de queja: “Es que él… es que él, velo”, mientras volteaba a ver al líder moral de Hidalgo.

A una distancia notable seguía Miguel Osorio, quien no podía avanzar más allá de grupos de cinco personas porque se escuchaban gritos y se estiraban manos pidiendo el saludo y la selfie; los aplausos y el coro “Osorio, Osorio” cobijaron al exgobernador hidalguense durante todo su recorrido.

Entre la gente se escuchaba la impaciencia de verlo o saludarlo diciendo: “¡es él, ahí está!”, “¡me dio un beso!”, “¡tengo mi foto!”, mientras madres les decían a sus hijos o a sus acompañantes más pequeños: “él fue nuestro gobernador, de aquí, él gobernó Hidalgo, fue muy bueno”.

Sin embargo, cuando la gente volcaba con mayor emoción, el personal y titulares del CDE PRI Hidalgo pedían que no se saludara a Osorio Chong, que no se coreara su nombre: “Por favor no, por favor, espérense”. Ese mensaje logró detener apenas a unas cuantas personas que permanecieron en sus lugares, atónitas, sin saber qué hacer y contentándose con seguirlo con la mirada, pero sus expresiones eran honestas: de alegría.

El evento fue planeado en un muy mal intento de involucrar a los presentes, previa la llegada del precandidato presidencial se escucharon aproximadamente cuatro personas, entre ellos la exdiputada Rocío Tello.

Al estar completo el presídium se otorgó la palabra a otros cuatro asistentes del evento, lo que prolongó la espera del discurso de Meade Kuribreña. Lo que no contemplaron fue que el público llevaba más de 5 horas esperando, parece que la militancia no tenía importancia.

En el evento preponderó el ruido de tambores grabados, la música alta y dos zonas de personas que contaban con utensilios de plástico tricolores y otros de sonido para adornar el evento, fueron los mismos y únicos que corearon “¡Godos, Godos!” en un pretencioso intento de mostrar fuerte al encargado de la dirigencia tricolor.

Al subir Meade Kuribreña al escenario buscó la identificación hidalguense a través de la procedencia tulancingueña de su esposa, lo que causó un momento de euforia en el público priista. El segundo reconocimiento del precandidato presidencial fue “al amigo Miguel Osorio Chong”, lo que no pudo contener más los gritos, alharaca, aplausos y un público puesto en pie con voz en cuello: “¡Osorio, Osorio, Osorio, Osorio!».

Meade Kuribreña reconoció en dicha mención al líder moral del priismo hidalguense invitándolo a ocupar el centro del escenario, reconociendo así a la militancia tricolor y ejerciendo identificación plena a través de un amigo en común.

Terrible error el de los organizadores del evento que buscaban tapar el liderazgo de Miguel Osorio Chong, olvidaron que hace un par de años una dirigencia estatal buscó “desaparecer e ignorar” a uno de los mejores cuadros hidalguenses haciendo uso de las mismas pobres artimañas, sin poder evitar que Omar Fayad Meneses destacara entre la militancia.

A mitad del discurso de Meade Kuribreña la gente comenzó a salir del evento, desesperada y con hambre, una mala organización no podía tener otro final.

Pese a todos los desatinados esfuerzos, Hidalgo mostró una vez más que no olvida y que es leal a sus buenos líderes: Miguel Ángel Osorio Chong continúa siendo motivo de orgullo y su presencia acompañando al precandidato presidencial abona más que toda la estructura estatal que habita en el bulevar Colosio.

El aplausómetro, una vez más, mostró que el corazón priista hidalguense bombea: “Osorio, Osorio”.