Una revista especializada publicó un interesante estudio en materia de transparencia en las entidades del país, donde Hidalgo aparece en el undécimo lugar con una calificación de 83.3, tres lugares arriba de la media nacional, que es de 77.49 en una escala cero a cien puntos.
Siempre hemos dicho que la corrupción es el mal que más ha dañado al país en los últimos años y que lo tiene convertido en el más inseguro en el mundo dentro de las naciones que no registran un conflicto armado. Bajo ese escenario, el que un país y las entidades que lo integran transparenten plenamente sus números, es un camino que permitirá combatir con eficiencia el flagelo de la corrupción.
Esperamos pronto tener la información de cómo andamos en este rubro en los municipios de Hidalgo, pero hoy resulta interesante saber que entidades como el Estado de México y Puebla se llevan el primer lugar en transparentar sus finanzas, con una calificación de 97.56; después ubicamos a Jalisco, Yucatán, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, San Luis Potosí, Sonora, Morelos y Colima, que están por encima de Hidalgo en la importante tarea de la rendición de cuentas.
Insistimos en que una forma de combatir la corrupción en el sector púbico es transparentar las cuentas, pero no por hacerlo casi al cien por ciento, como en Edomex y Puebla, un gobierno ya es perfecto. Los funcionarios corruptos siempre van a buscar cómo hacerse de dinero de manera ilegal, incluso presentando una rendición de cuentas impecable.
No olvidamos que en alguna entrevista que le hizo Nueva Imagen a la tesorera municipal en la mayor parte de la administración anterior de Tula, al mostrarle múltiples evidencias de que el gobierno del que formaba parte hacía tranza tras tranza, dijo cínicamente que ella respondía por el manejo correcto de los dineros que entraban a la tesorería, pero los que debían entrar y no llegaban, no era asunto suyo.
Bajo ese supuesto, y tratando de ser mal pensados, diríamos que la escala de más o menos transparencia en el manejo de los recursos públicos en las entidades no obedece necesariamente a que allí todo esté perfecto y haya cero corrupción, sino que los responsables hacen mejor las cosas que los que marchan en los últimos lugares y pudieran ser menos corruptos, pero con menor capacidad para que las cuentas les cuadren.
Dejando de ser los abogados del diablo, los resultados del Índice de Transparencia y Disponibilidad de la Información Fiscal de las Entidades Federativas (ITDIF) muestran que las entidades con las peores calificaciones son Durango con 46.55 puntos, Guerrero con 49.51, Chiapas con 58.48 y la Ciudad de México con 58.89, caso curioso porque la capital del país es gobernada desde hace 20 años por el izquierdista PRD y próximamente por Morena, de parecida ideología.
Es interesante saber que el promedio de transparencia ha bajado año con año, muy a pesar de discursos y más discursos de los gobierno en turno. Veamos: en 2015 el promedio fue de 81.21, al año siguiente bajó a 78.04 y a 77.81 durante 2017, mientras que en 2018 el promedio va en 77.49 puntos. Claro, en su defensa, dice la nota de investigación que en este año con elecciones federales las entidades descuidaron sus portales de transparencia, “pues en periodo de competencia política las prioridades de los gobiernos cambian”.
El mismo estudio nos da a conocer que el Edomex se mantiene, por sexta ocasión consecutiva, en primer lugar, lo que muestra que la actual administración, con apenas un año de ejercicio, conservó las bases sentadas por el anterior. Por otra parte, los estados que han ganado puntos en los últimos años son Zacatecas, Sinaloa y Veracruz, y por el contrario, los que han retrocedido son Nayarit, Durango y Coahuila.
Si les interesa el dato, las tres entidades anteriores que disminuyeron sus índices de transparencia están acompañadas por Tabasco, Chihuahua, ojo: Hidalgo y la Ciudad de México. Es cierto: el impulso de la transparencia requiere voluntad y responsabilidad de las autoridades; el compromiso de las entidades es el que permite que el ejercicio de transparentar el manejo de los recursos públicos sea eficiente.
El estudio concluye puntualizando que un gobierno transparente no implica que tenga siempre un buen desempeño financiero, sino que no tema enfrentar el escrutinio público, a fin de que los ciudadanos, de manera directa u organizada en asociaciones civiles o iniciativa privada, puedan vigilar y analizar su desempeño.
A final de cuentas, la transparencia no es un fin, sino un instrumento para la eficiente rendición de cuentas. Ojalá que así lo entiendan quienes hoy en día manejan estos temas en nuestra entidad, tanto a nivel estatal como en cada uno de los 84 municipios de Hidalgo.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero Entre nos…
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.