Hay que entrarle

MARTHA SÁENZ

La pelea de la sesión en el Congreso inició con Asael Hernández Cerón, quien exhortó al presidente electo a retirar la invitación “al dictador” Nicolás Maduro a su toma de protesta  por los crímenes contra los derechos humanos cometidos durante su largo mandato y por el señalamiento hecho a México como partícipe de un atentado.

Sin demora, Susana Ángeles Quezada subió a tribuna para argumentar un valor democrático en las invitaciones a todos los mandatarios, distender relaciones y la naturaleza de relaciones entre naciones; exaltó la celebración democrática que trasciende figuras ideológicas y la búsqueda de socios comerciales diferentes a Estados Unidos, recomendándole al panista un libro sobre diplomacia. Parece que los morenistas que tanto pugnan en comparecencias por ser autocríticos pierden la noción de dicho concepto cuando se toca a su jefe presidencial.

Hernández Cerón reviró que en  la comparecencia del secretario de Seguridad, la fracción de Morena cuestionaba hechos donde supuestamente se han vulnerado derechos humanos, eran incisivos y hoy lo que sucede en Venezuela no es cosa menor, por lo que cuestionó su carencia de oficio político, siendo este tema junto al arrastre de AMLO para ganar las elecciones los dos puntos que parecen incomodar sobremanera a algunos de los legisladores de Regeneración Nacional. También expresó que entendía perfectamente de diplomacia y que el libro que le recomendó Ángeles Quezada, seguramente lo habían leído todos los diputados morenistas, a lo que cabe resaltar participaciones lamentables de Rosalba Calva, Doralicia Martínez y Víctor Guerrero, a quienes nada mal les caería el libro.

Ricardo Baptista González también replicó al panista que un día antes los azules a nivel nacional  pasaron encima del nieto de Manuel Gómez Morín, un verdadero ideólogo que le aportó a su partido, que fue asaltado por neopanistas. Comentario agudo para quien tiene poco compromiso con ideologías mientras reciba una candidatura, pues el expresidente de Tula se ha visto desfilar por diferentes expresiones políticas, y se podría decir que su curul se la debe más a los priistas y sus traiciones que a todos los partidos políticos en los que ha militado.

Asael Hernández no se quedó callado y regresó a tribuna para sostener: “No se espante, a eso venimos, a debatir”, así como  a retomar la postura fijada por el PAN: “esas comisiones no las pedimos lo volveremos a debatir si no tienes objeción”. Pero se llevó el día con la frase: “Hay que entrarle”, pues aseguró que no cuestionaron su triunfo, respetan las instituciones y la ley, y que también fijaron postura contra Donald Trump, cerrando con un sarcasmo:  “Seguramente  el 2 de diciembre la gasolina va a bajar y los delincuentes irán presos”.

Los morenistas inmediatamente gritaron que pedían respeto, pero están perdiendo de vista que Hernández Cerón es un líder al interior del partido político que representa y que está fijando posturas, así como trabajando en sostener una expresión a través de su escaño, cuestión no sólo válida sino necesaria en cualquier democracia. Además, su sarcasmo es comprensible pues hizo una referencia general, no emitió un comentario directo a alguna persona, y los morenistas al “espantarse” con posicionamientos diversos a los suyos y con burlas hacia su mandato líder lucen muy poco tolerantes a las críticas, y olvidan que pese a que fueron electos por la mayoría de  la población (que aún no los identifica) no fueron electos por un 100% de ciudadanía y que los posicionamientos en su contra existen y deben ser ventilados porque las minorías deben representar a un importante grupo de la población. Además de que existen millones de chistes sobre Morena y AMLO, como de cualquier fuerza o personaje político, parece que no sólo tienen que entrarle, también aguantarse, se les olvida todo lo que decían antes de llegar a su curul.