Doce años incontenibles en que la estrategia del Estado de combatir a la delincuencia le ha pasado una factura de muerte y desolación a la ciudadanía, que sufre los atropellos de una realidad cruenta.
A las gotas amargas se suma el crimen de tres estudiantes de Cine de Guadalajara, el cual refrenda el grado de barbarie que se vive en el país y pone de manifiesto que el Estado ha sido rebasado y que no parecen existir estrategias viables para devolverle a la sociedad su tranquilidad.
El cineasta Guillermo del Toro, ampliamente laureado y conocido en el mundo, ha derramado lágrimas ante este suceso que debería causar indignación tanto en la sociedad como en las autoridades, pero que seguramente habrá de pasar inadvertido como tantos otros.
Lo paradójico del escenario es que los crímenes que se han perpetrado desde hace 12 años en contra de los ciudadanos se han convertido en anécdotas macabras, e incluso en leyendas urbanas, sin admitir que esto es un ejemplo de la naturalización del crimen y que hoy la apología del mismo es un común denominador.
El déficit de respuesta del Estado amenaza también a las élites del poder, porque también están documentados los casos de personas de sus grupos que han sufrido en carne propia esta descomposición social, por lo que deberían existir respuestas contundentes, pero nos encontramos con un Estado prácticamente mudo.
Todos nos preguntamos hasta dónde y cuándo continuaran los crímenes en el país, sin que existan respuestas claras, mientras los discursos políticos sólo hacen referencia a que se habrá de combatir la inseguridad, cuando todos sabemos que lo más seguro en el país es que la inseguridad seguirá galopante.
Si el camino no es la amnistía y la reconciliación nacional como propone el Peje, ¿cuál es el camino?
Esperamos que exista, más allá del proceso electoral y del nuevo presidente electo, una reestructuración de la realidad social. No podemos seguir tragándonos estas gotas amargas sin que exista un alto al crimen, la desaparición y la tortura.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.