En los debates por las curules locales que se llevan a cabo en todo el territorio hidalguense ha destacado la participación del director de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), José Guillermo Corrales Galván.
Corrales Galván es una de las mentes jóvenes y brillantes de la entidad, que acompañada de una singular integridad, aire de sencillez y humor, lo convierten en alguien accesible, sin pretensiones, y con una impecable formación profesional que se refleja en todo momento.
La crisis de credibilidad que azota a partidos políticos y órganos electorales por igual hace necesaria la presencia de personas con suficiente inteligencia y sensibilidad para comprometerse a trabajar por el bien de la democracia y no simples mercenarios de puestos bien pagados.
Guillermo Corrales es uno de los nombres que más suenan para llegar a ocupar la titularidad de consejero del órgano electoral. Si bien es cierto que existe un proceso para determinar quiénes ocuparán las próximas vacantes (que consiste en un ensayo, examen de conocimientos y una entrevista), también lo es que basta escuchar a Corrales para saber que difícilmente se encontrará una mente tan privilegiada como la de él.
Mientras muchos personajes se pagan publicidad o gustan de formar séquitos que los llenen de alabanzas convirtiéndose en copias al carbón de políticos, Corrales Galván es la representación de una ciudadanía capacitada y comprometida que podría abonar al perfeccionamiento del ejercicio democrático en la entidad.
Esperemos que el examen de oposición se haga público, porque su servidor, Julio “El César” -al igual que muchos ciudadanos-, está interesado en que la renovación de consejeros se haga apegada a la ética y no al palomazo, así como contar con las opciones mejor calificadas en el órgano electoral, no familiares, ni compadres, ni amigos.
El IEEH también debería comenzar a sacudirse los favoritismos que caen en corrupción y darle paso a aquellos que podrían trabajar por convicción y no por fama o dinero. Mentes como la de Corrales Galván no se dan en maceta, y esperemos que le permitan trabajar.