En un acto de lesa humanidad, Donald Trump se ha pronunciado por hacer de la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba, una prisión para migrantes, condición que criminaliza la migración irregular y la enclaustra en un ámbito proclive a la tortura y a la violación de los derechos humanos al estilo dantesco de Nayib Bukele en El Salvador.
Para mis lectores dejo la data dura que Guantánamo como base militar, históricamente, se ha usado para hostigar tanto al gobierno cubano como prisión de inteligencia militar, donde a “terroristas”, activistas políticos y “enemigos del Tío Sam” se les recluye y mantiene bajo un régimen de tortura inenarrable, tal y como sucedió con presos políticos de Irak.
Si reflexionamos el solo hecho de que por ser un migrante irregular en Estados Unidos vas a prisión, esto implica un crimen de lesa humanidad. Empero, si lo dimensionamos sobre las implicaciones que tiene en torno a los derechos humanos, es una herida abierta a la razón civilizatoria que nos hizo conformarnos como humanidad.
Es castrante la sola idea de pensar que un ser humano en busca de trabajo pueda ser criminalizado por ser un migrante irregular.
Empero, me topo con opiniones absurdas, neoconservadoras y neoesclavistas en muchos corrillos sociales, donde no faltan los imbéciles que señalan que “está bien que persigan a los migrantes” porque violan las leyes en Estados Unidos por el solo hecho de pisar suelo americano que no les pertenece porque no nacieron en ese país. (Me reservo la respuesta por razones obvias).
Se debe advertir que, a diferencia de una prisión del fuero común, una prisión militar mantiene códigos y acciones brutales en contra de los reclusos y máxime si se piensa en Guantánamo, donde diferentes organizaciones de derechos humanos a nivel internacional se han pronunciado contra la brutalidad y los actos de lesa humanidad que han sido y están siendo perpetrados en sus instalaciones.
Las deportaciones que se ciernen sobre las y los trabajadores mexicanos migrantes -de los cuales un núcleo importante son de Hidalgo- son peccata minuta en relación a lo que implicaría ser encarcelado en Guantánamo.
El Gobierno de Cuba del presidente Miguel Díaz-Canel ya se ha pronunciado sobre el uso de la base de Guantánamo como prisión de migrantes, calificando el evento como “un acto de brutalidad”, lo cual deberá ser secundado por la Secretaría de Relaciones Exteriores con una postura enérgica del Gobierno de México.
A menos de los primeros quince días de la toma de posesión de Donald Trump, su recalcitrante fascismo de Estado ya impone náuseas sobradas para la inteligencia sana del buen entendimiento entre las naciones y sus pueblos. Es inenarrable tener que leer cada mañana como el patrimonio y cosmovisión de los pueblos es vulnerado desde la Casa Blanca, mientras en los entretelones, el fascista neoyorquino come pollo en Kentucky Fried Chicken sin que nada le quite el sueño.
Es el momento de unir a México, no caben las voces dispares y de disidencia sórdida sobre las y los migrantes mexicanos. No deben existir los desventurados que, por migajas, besan la bota sucia que los ultraja y que desde la oposición, en un intento antipatriótico, pretenden demeritar las acciones vinculantes a este desafortunado evento del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.