El enroque del ajedrez político en Hidalgo que ha engrosado el movimiento de la alianza de oposición PRIAN-MC+PT/GU ha perfilado la contraofensiva y proximidad de fuerzas políticas con objetivos de poder disímiles; pero que, en desventaja en Hidalgo, advierten desencuentros para la estructura de gobierno de Julio Menchaca.
El viraje político de la alianza PRIAN-MC+PT/GU en Hidalgo, responde, invariablemente, a los requerimientos de crear un bloque político, pero, al mismo tiempo, gestar una contraofensiva política que se adhiere a las lógicas de movilización de la derecha que ha perdido el control de los poderes públicos y, por tanto, el control de aparato de Estado que ampara a la elite económica y política del antiguo régimen.
En este cometido, el poder tras bambalinas de la alianza opositora en Hidalgo, en su contraofensiva, comienza a articular un lobby de presión al gobierno de Julio Menchaca en consonancia a los movimientos y al momento de conducción política de la derecha a nivel nacional.
Es en este trazo, donde el PT/GU que ha logrado tener la mayor presencia municipal en el mapa geopolítico de Hidalgo, condensa un poder orgánico que deviene del control público institucional de la UAEH, donde su fuerza política ha generado una experiencia significativa en los vectores de movilización social, negociación política y fuerza de choque. Todas estas, condiciones que se unen a las añejas prácticas del PRI en su historia de caciquismo político en Hidalgo. En esta alianza política de la oposición, los eslabones más delgados de la cadena los constituyen PAN y MC.
No se puede negar que el liderazgo político del Grupo Universidad condensa una historia de pervivencia política que hizo la jugada maestra de controlar a un partido político (PT), para incursionar en los dos lados de la cancha política: en la legitimidad institucional y en la conducción partidista.
Dos eventos políticos y una misma lógica.
La ruptura de la alianza entre PT/GU y Morena Hidalgo en la pasada elección del 2 de junio, devela la fuerza que el GU había alcanzado en la conducción de la bancada de Morena en el Congreso local y su marcado obstruccionismo político al gobierno de Julio Menchaca. Cabe recordar que en la crisis que generó el Movimiento Estudiantil REBEL-ARTE -que se opuso al poder del GU y que terminó abortado por su carencia de visión política para derogar la ley orgánica de la UAEH- confrontó, en esos momentos, el poder político del gobernador Menchaca que, en un intento de mediación, fue rechazado por el Grupo Universidad, el cual sabía que había que sacar las manos del gobierno del conflicto estudiantil.
En este escenario, la reciente expulsión de Morena del exrector de la UAEH, Humberto Veras Godoy, y que jugó por el PT/GU a la elección del Ayuntamiento de Pachuca, no es sólo producto de una deslealtad política, sino mucho más significativo, de un golpe al GU que sobresale en la conducción obstruccionista de la alianza PRIAN-MC+PT/GU al gobierno de Julio Menchaca.
El regreso del tigre.
El ascenso político que llegó a alcanzar Gerardo Sosa Castelán que ocupó diversos cargos en la estructura de la UAEH, desde líder estudiantil, rector de la casa de estudios, así como presidente del Patronato/UAEH y que llegó a aspirar a la gubernatura de Hidalgo, condensa un poder público dentro del ajedrez político que también supo jugar desde la dirigencia del PRI. Estas condiciones innegables de fuerza política y conducción social, no se erosionaron en tiempo y espacio en la figura de Sosa Castelán; por el contrario, siguen siendo un vector político cuya magnitud y sentido, comienza a escribir una nueva etapa política en Hidalgo, esta vez, cuando la oposición a Morena se encuentra debilitada a nivel nacional y marca la contraofensiva de la derecha en México.
¿El tigre está de regreso?