Con un guion del propio realizador, Godzilla Minus One presenta elementos innovadores en la saga que inició Ishiro Honda hace siete décadas.
El piloto kamikaze Koichi Shikishama (Ryonosuke Kamiki) se arrepiente en el último momento de su misión suicida y aterriza en la isla Odo. La base es atacada por Godzilla que termina con todos, menos con el mecánico Tachibana (Munetaka Aoki) que lo responsabiliza de la masacre.
Cuando Godzilla reaparece años después Shikishama se pone en primera línea para combatirlo.
Gojira como se le conoce en Japón, era visto como una consecuencia del horror nuclear producido por las bombas atómicas norteamericanas lanzadas contra Hiroshima y Nagasaki.
Aquí se evita esa alusión con la excusa de que Estados Unidos estaba en Guerra Fría contra la Unión Soviética, y que, debido al desarme, el ejército nipón no podía intervenir, y debía ser la sociedad civil la que combatía al monstruo.
El director de Parásito maneja el asunto y los efectos con inteligencia mucho mejor que las versiones hollywoodenses de Roland Emmerich y Gareth Edwards.
Godzilla Minus One resulta pues un buen homenaje a los 70 años del más famoso monstruo japonés del cine.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
