Género y política ¿dudas en Hidalgo?

La claridad política de Claudia Sheinbaum en el empoderamiento político de género no ha sido advertida por las fuerzas del antiguo régimen, que se han anquilosado y creído su propia retórica de que el país con la izquierda va a la bancarrota y al marasmo social.

La redefinición política en las estructuras de gobiernos y partidos en Hidalgo se une a la dimensión del poder de género y la nueva distribución política de inclusión feminista en la conducción gubernamental de la presidenta Claudia Sheinbaum.

 

La descripción analítica del empoderamiento femenino en el gobierno de Sheinbaum Pardo está precedida de una lucha histórica, cuya vertiginosa instrumentación a nivel constitucional, desde la alternancia política de género, pone a la sucesión transexenal del gobierno de Julio Menchaca en una clara reorientación en la dimensión institucional del ejercicio público.

 

Sobresale en Morena Hidalgo que, hasta ahora, no ha existido un pronunciamiento del líder morenista Marco Rico sobre los alcances y relevancia que implica para los cuadros de su partido la reorientación política del paradigma electoral de la alternancia política de género en la Presidencia de la República, las gubernaturas y las presidencias municipales que, en Hidalgo, abrirá una recomposición en las fuerzas políticas de la oposición en una ventana de oportunidad para acceder a los cargos de representación popular.

 

Por décadas, la ausencia de mujeres en los puestos de importancia capital en las estructuras de gobierno fue producto de la creación de un hermetismo de los círculos de poder masculino y las lógicas que éstos marcaron en la conducción política, lo cual dio paso a fenómenos como verticalidad partidista e institucional, prácticas de subordinación administrativa de género, asimetría salarial de género, y exclusión de mando a los cuadros burocráticos femeninos en las estructuras gubernamentales.

 

Este esquema crítico de asimetría del poder político en México se acompañó de la opresión religiosa que permeó en la estructura patriarcal de las familias, lo que produjo una “cultura de opresión femenina” que, inclusive, se replicó a nivel de las estructuras educativas en la segregación efectiva mixta, que fuera de crear equidad, formó bandos de géneros en los centros escolares.

 

Una advertencia clara para el control y detentación del poder político en torno a la reforma de alternancia política de género en Hidalgo fue la reorientación del partido guinda en su estructura de mando nacional. En definitiva, la discusión de fondo que ha protagonizado Luisa Alcalde estriba en que el partido “es el intelectual orgánico” que ahora debe profundizar su presencia y trabajos de cara a la sucesión presidencial de 2030 que inició con las directrices del Plan Claudia, el cual no sólo es un esquema reformista de la redistribución de oportunidades sociales, sino, también, en la redistribución orgánica del poder que deviene del gobierno de Sheinbaum Pardo, el partido guinda y la coordinación ciudadana.

 

Mientras entre bostezos y desconcierto orgánico las fuerzas de la derecha se desorientan en las premisas básicas de su oposición, Morena concita dos pasos al frente con la reforma de alternancia política de género, propiciando -desde la operación política de Luisa Alcalde- un esquema ampliado de comités ciudadanos que habrán de ramificarse para la sucesión transexenal en 2030 y la consolidación de la 4T, que ya no puede ser ajena a propios y extraños.

 

La claridad política de Claudia Sheinbaum en el empoderamiento político de género no ha sido advertida por las fuerzas del antiguo régimen, que se han anquilosado y creído su propia retórica de que el país con la izquierda va a la bancarrota y al marasmo social. No advierte la derecha que género y política eran barreras de empoderamiento social y que su ruptura abre una dimensión de empoderamiento político sin precedentes para Morena porque habrá de incorporar al sector femenino de la sociedad que por décadas fue subyugado en las estructuras sociales y políticas en México.

 

Frente a la reforma de la alternancia política de género, ¿por qué Morena Hidalgo no ha dado el golpe en la mesa para articular la estructura femenina que deberá marcar la sucesión transexenal que releve el poder del gobernador Julio Menchaca?, mientras a todas luces la priista Carolina Viggiano ya ha comenzado a aglutinar fuerzas y cuadros de operación en Hidalgo.


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