La carta publicada por Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en México (detenido en Estados Unidos), incriminando a López Obrador de tener ligas con el narcotráfico, se presenta en un momento donde la derecha del antiguo régimen ha desplegado una estrategia de violencia política, que perfila los pronunciamientos de García Luna como parte de la espina al actual gobierno de Morena y para la transición de mandato hacia Claudia Sheinbaum, queriendo ensuciar los corrillos políticos de la izquierda en México.
Morena no puede esperar como una realidad política indolora que el ascenso y control que mantiene de los poderes públicos sea el prolegómeno de un esplendor sin sobresaltos ni desencuentros políticos. Ya se vive la violencia política y habrá de incrementarse en la medida que la derecha vea reducido su margen de maniobra política.
“Power, notwithstanding danger, is a sacred trust, and the use of it, whether for good or evil, is a moral responsibility” (“El poder, a pesar del peligro, es un fideicomiso sagrado, y su uso, ya sea para el bien o para el mal, es una responsabilidad moral”): Winston Churchill.
Esta atmósfera política enrarecida sitúa el enfrentamiento de la derecha en Hidalgo, que ha creado en el vector de la alianza PRIAN-MC+PT/GU el clímax de la violencia por el poder que se manifestó desde el Senado de la República en una arena política donde la oposición se vio frustrada, no sólo en el freno a la reforma del Poder Judicial, sino en el control político del Estado.
En este escenario de degradación y desconcierto de la derecha, al más puro estilo del antiguo régimen, se han gestado las bases de la violencia política como instrumento de atomización ciudadana y golpeo al poder de Morena. En Hidalgo, la estrategia de violencia política genera “cuatro jinetes del apocalipsis”:
I. La violencia política
Debemos apreciar que la violencia política desde la derecha se ejerce desde la presión mediática nacional para ser aterrizada en la movilización ciudadana y de actores reactivos de la política que, en los hechos, han visto sensiblemente afectados sus intereses y el control del Estado. En este trazo, los vacíos de poder o zonas de impericia política gubernamental de Morena serán ampliamente explotadas para la confrontación y beligerancia de la derecha, lo cual ya inició en el Congreso local con la respuesta de la alianza PRIAN-MC+PT/GU y el rechazo a la armonización de los poderes públicos y la arena política en el llamado del gobernador Julio Menchaca a cerrar filas hacia el trabajo que supere las diferencias políticas.
II. La impericia del Congreso local
La vanguardia política de Morena debe presentarse en la cognición y capacidad de sus legisladores para asegurar que las Rutas de la Transformación conciten un “todo monolítico” con el Plan Claudia. En este trazo no puede primar la impericia o el desconocimiento legislativo, como lo ocurrido en el congreso local donde la bancada del PRI, en voz de Marco Mendoza, propuso la primera iniciativa legislativa. El gobierno de Julio Menchaca debe asumir que se están jugando las cartas vitales del escenario político para contrarrestar la violencia política con propuesta gubernamental ciudadana.
III. Participación ciudadana y gobierno social
Queda claro que el ascenso del gobierno de alternancia de Julio Menchaca en Morena al poder es producto de un desconcierto social que se construyó en la desigualdad y asimetría de la ciudadanía. El antiguo régimen creó una sociedad de privilegios que, en Hidalgo, es prueba de los contubernios de una casta política opresora del pueblo. Es en esta circunstancia de desigualdad social, donde el poder horizontal debe generar políticas públicas donde la participación ciudadana sea la protagonista de las realizaciones de las Rutas de la Transformación y no a la inversa para crear un gobierno social.
IV. La evaluación política transexenal
La arena política de la oposición en su beligerancia intentará situar la carta del actor a modo para el próximo sexenio en la gubernatura. No son sólo las presiones internas en Morena las que priman para ir perfilando al futuro gobernador de Hidalgo. Una dosis nada desdeñable de lobby de presión la concitan los movimientos y prospectiva de poder de la alianza PRIAN-MC+PT/GU y los grupos de poder que se aglutinan alrededor del gobierno de Julio Menchaca. Esta cuestión irá en crescendo en la medida que la sucesión gubernamental se aproxime.
La violencia política de la derecha inició como una expresión reactiva frente a la impotencia de la derrota política. Empero, en estos momentos, se ha convertido en un fin en sí misma para doblegar los espacios de vacío político o zonas de impericia gubernamental en el gobierno de Julio Menchaca.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.