En la década de los 90 saltó a la fama un joven hidalguense dedicado a la actuación y al canto y donde además era muy común verlo en las revistas del corazón, principalmente por una relación de juventud que sostuvo con la cantante Lucero, nos referimos a Francisco Xavier, quien en ese momento se había colocado en el gusto de la gente con su éxito musical “Y aquí estoy”.
Con el paso de los años seguramente fue difícil encontrar acomodo en la competida industria de la música y en un momento dio un giro opuesto, al dar paso a la práctica política, lo que hasta ahora lo mantiene vigente como legislador local en Hidalgo.
Sin embargo, este polémico personaje ha pasado por varios partidos como Acción Nacional, Revolucionario Institucional, Convergencia, Nueva Alianza, Movimiento de Regeneración Nacional, Independiente y hasta el momento forma parte de Movimiento Ciudadano, lo que le ha generado ácidas críticas por ser considerado un chapulín permanentemente en busca de escaños en todos los partidos.
Incluso en un episodio de su vida fue denunciado penalmente cuando era candidato a senador de la República por la coalición Por el Bien de Todos. Sin embargo, salió libre y continuó su carrera política de un lado a otro, sin importar las críticas y los señalamientos.
Francisco Berganza, como es su nombre de pila, ha encontrado el modo de vivir del erario público, aunque su rendimiento deje mucho que desear. En los últimos años aparece en la boleta electoral por cualquier puesto político por el que haya que competir e, incluso, de manera tramposa ha ocupado cargos que tendrían que ser destinados para otras cuotas. Ejemplo de ello es que su llegada a la reciente legislatura fue por la cuota de personas con discapacidad, aunque es una vil mentira.
Así fue como llegó a ocupar una curul en complicidad con el director del Hospital Intermédica, Dr. José Manuel Juárez, quien doblemente incurrió en un delito, al haber firmado un documento en el que señaló la supuesta “discapacidad” de Francisco Xavier, pero además lo hace como especialista en pediatría, es decir, ni siquiera está facultado para expedir ese tipo de diagnósticos, pero así ocurrió en aquel momento.
Ya instalado en la LXV legislatura, Francisco Xavier pocas veces participó en el pleno, de hecho fue el diputado más improductivo, con tan sólo 22 iniciativas aprobadas y con desplantes permanentes, ya que también fue uno de los diputados que más faltó a realizar trabajo legislativo.
Lo importante de todo esto es saber realmente cuál fue el costo exacto que representó Francisco Xavier para el erario público; sin duda, es un insulto lo que representa el costo-beneficio de tener a políticos improductivos.
Todas y todos los diputados tienen un sueldo nominal de 48 mil 751.11 pesos, a eso se le deben sumar 100 mil pesos por concepto de gestión social, además se le agregan otros 50 mil pesos por concepto de desarrollo parlamentario, por ser líder de una bancada reciben 10 mil y por concepto de asesores recibe la cantidad de 60 mil pesos mensuales. Todo esto hace un gran total de 268 mil 751 pesos al mes.
Lo que significa que al año recibió la nada despreciable cantidad de 3 millones 225 mil pesos, multiplicada por los tres años que fue legislador, estamos hablando de 9 millones 675 mil pesos. Pero siendo justos, debemos considerar que sólo le fueron aprobadas 22 iniciativas, es decir, ese es el costo de su trabajo, lo que significa que cada una de sus iniciativas aprobadas tuvieron un costo al erario de más de 439 mil pesos.
Sólo en México pueden ocurrir este tipo de despilfarros, por eso, a personajes como él les resulta muy rentable ocupar una curul, o hacer una campaña, porque sin duda es muy jugosa la ganancia y poco el esfuerzo de trascender políticamente.
Ojalá que el último canto de Francisco sean las golondrinas, porque en todos los sentidos es vergonzoso el resultado de su trabajo.
EL CONSPIRADOR
