¿Existe el futuro?

El ser humano siempre ha visto el futuro como una oportunidad de trascender, es por ello que se enfoca en procurar las mejores condiciones para las generaciones venideras.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

A diferencia del resto de las especies, los seres humanos nacemos desprovistos de las habilidades necesarias para sobrevivir después del alumbramiento, requerimos de una simbiosis compleja con nuestra madre para trascender los primeros años de nuestra existencia, por ello hemos trabado una unidad íntimamente ligada a la que denominamos “sociedad”.

En este tránsito tortuoso y significativo de nuestra vida construimos y destruimos como funciones, no sólo como producto, como admitió Freud, de nuestro eros y tánatos, sino como ejemplos de un asociacionismo complejo en sociedades cambiantes que buscan la preservación en ámbitos como la educación, economía, política, ciencia e inclusive en el desarrollo de guerras y en la carrera atómica.

En este esquema de interacción social, el futuro aparece provisto de diferentes significados y connotaciones, al grado que para la ciencia sólo es un criterio de ponderación que deviene de lo que el biólogo chileno Humberto Maturana, creador del concepto de autopoiesis, denominó como falso, ya que sólo existe el presente cambiante continuo. Si definimos el futuro según la psicología, es una manifestación de preservación psíquico-biológica social en la que el tejido social pretende la trascendencia y la negación a la muerte; si lo hacemos desde la religión, es la trascendencia del espíritu que no tiene tiempo ni espacio.

Admitiendo la idea de progreso del siglo XIX, el futuro es el vertiginoso trayecto lineal de bienestar que provee el conocimiento científico para salvaguardar a la humanidad. En este caso, futuro y progreso son sinónimos, ideas de empatía social que se transmiten de generación en generación y que inclusive tienen una connotación positiva en la sociología nacional con frases como “¡salvemos el futuro de la patria!” y “¡los niños son el futuro de la patria!”.

Como casi todos los planteamientos, la idea de futuro tiene una connotación científica y otra social, y aunque ambas coexisten, en el segundo caso adquiere un matiz intrincado de protección y prolongación de la existencia humana, por lo que no es una idea prescindible en el imaginario colectivo. El ejemplo significativo son los sistemas educativos a nivel internacional: las asignaturas que se imparten en los diferentes grados o niveles de estudio sólo pueden tener cabida si su dirección se enlaza con los imaginarios de generación de conocimiento para el bienestar social y sólo se puede estar bien a nivel social cuando el futuro está preservado; en ese escenario, la educación es la cadena infinita de preservación cognitiva que asegura el porvenir, por ello el denodado entusiasmo y empeño de los padres de familia por que sus hijos estudien.

No ha existido ninguna civilización en la historia que no haya visualizado el futuro como trascendencia humana y a ésta como un espacio de futuro; así, desde la civilización egipcia y su idea del inframundo y el retorno a la vida de los faraones o la resurrección religiosa, e inclusive la idea mística de la reencarnación, le atribuyen al futuro una liga inescrutable con la vida, por lo que las sociedades viven para el futuro en un presente continuo cambiante que les otorga la posibilidad infinita, mientras los seres humanos tienen proyectado construir su futuro.

El paradigma futurista en las sociedades actuales es evidencia palpable de que la sociedad apuesta a la construcción generacional como valor fundamental de nuestra civilización, por ende, todos los vectores y espacios de conocimiento, casi de manera invariable, generan condiciones que planifican el futuro como una idea social que es la fuente motriz de una sociedad que tiene conciencia de que construir hacia el futuro implica preservar a la humanidad.

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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.