Este año tuvieron la peregrina idea de adelantarlo, pues con el exceso de extranjeros se corría el riesgo de que muchos ya no estuvieran en el cotejo, como fue el caso de Jerar Encarnación quien emigró a las sucursales de los Gigantes de San Francisco.
Para acabarla de amolar, se percataron de que el juego se empalmaba con la final de fútbol, por lo que se les ocurrió adelantar el cotejo para el sábado y dejar el Derby de homerunes el domingo. En este último se utilizó al cubano Yasiel Puig para promocionarlo, pese a que había estado lesionado y para sorpresa de todos, el antillano lo ganó.
Ya en el terreno deportivo el Norte se llevó la victoria por 5 a 2, pese a que el sur contaba con las estrellas escarlatas Trevor Bauer, Robinson Canó, Julián Ornelas, Franklin Barreto y Juan Carlos Gamboa.
El más valioso lo fue uno de los emergentes, el norteamericano James Nelson de Caliente de Durango, quien impulsó tres carreras.
Las carreras sureñas fueron cuadrangulares del guerrero de Oaxaca Kyle Martin, y del Tigre, Angel Erro.
El derrotado fue Rosso de los Piratas de Campeche, el peor equipo de la Liga y el salvamento fue para Thomas McIlraith de Unión Laguna.
Se anunció que el próximo Juego de Estrellas volverá a ser en el Alfredo Harp Helú, que ya lo albergó en el 2019.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
