Lo paradójico de la realidad política nacional es que todos advertimos el peculado, la corrupción e impunidad, pero la imaginación con la que la clase política se enriquece de manera indebida y defrauda a su pueblo, causa estupor.
Se sigue destapando la cloaca del sexenio de Peña Nieto y la voluntad del gobierno de AMLO por perseguir a los defraudadores de la nación se presenta como un hecho insólito, que a ojos de propios y extraños está haciéndole temblar los calzones a los políticos que se encuentran sucios.
Por lo pronto, entre la “Estafa Maestra” y el encarcelamiento de Rosario Robles, así como el caso de extorsión construido desde Palacio Nacional que habría encabezado Peña Nieto, todo se presenta como una dimensión desconocida cuyas aristas se multiplican, poniendo en antesala la súplicay exigencia ciudadana de fincarle responsabilidad al expresidente.
La pregunta de fondo es: ¿existen, más allá de la voluntad del gobierno de AMLO, los elementos e instrumentos jurídicos para ir en contra de la responsabilidad pública de Peña Nieto? De aclararse esta incógnita, se crearía un cisma en la política mexicana y, realmente, generaría una 4ª. Transformación de la nación.
Para el análisis, lo que no puede pasarle al sexenio de AMLO es que las investigaciones y causas jurídicas por abuso de la función pública, peculado, corrupción e impunidad, queden sin castigo habiendo pruebas por incapacidad de los fiscales y el aparato de impartición de justicia, porque eso sería no sólo un ridículo gubernamental, sino un circo con payasos de segunda para el pueblo.
El estado de Derecho y la justicia deben imperar, no puede quedar impune el México de Peña y sus secuaces; es tiempo de ver un país correcto y limpio, de lo contrario, la historia de este sexenio se convertirá en sainete cruento que lo único que habrá hecho es pudrir y cagarse en el pueblo.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
