El tema del espionaje se ha convertido en tendencia en los últimos días, pues se asegura que en tiempos de Enrique Peña Nieto se espiaba a miles de personas en México, sobre todo opositores políticos, empresarios, artistas y periodistas, a través del software Pegasus, actividad que implicaba un gasto cercano a los 6,000 millones de pesos, obviamente con cargo al erario público.
Seguramente mucho de lo que se ha dicho es cierto, pero también lo es que esto no es nada nuevo en nuestro país y en el mundo. En México el espionaje no solamente ocurría en el pasado, hoy mismo lo hace el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador desde diferentes espacios, también lo hacen las autoridades estatales y hasta las municipales.
El espionaje es una realidad, de abajo hacia arriba en todos los niveles de gobierno. En Tula, en su momento, y sin sentirme inventor de la frase, a varios de mis colaboradores de trabajo les repetía: “Recuerden que el presidente municipal debe ser el primero en enterarse de todo, así se haya movido la hoja de un árbol”.
La policía municipal era (y seguramente es) la principal informante del alcalde de este rudimentario espionaje, casi siempre a través del director o de los comandantes. Saber de accidentes, de hechos violentos o de algún tema que pudiera resultar de interés, es algo que el gobernante hace como parte de su tarea cotidiana.
Más arriba, a nivel estatal, existe un sistema de información –más sofisticado que a nivel municipal, por supuesto- para tener bien enterado al gobernador, o cuando menos al secretario de Gobierno, de cualquier tema que resulte relevante. Solo basta recordar que en los principales municipios de la entidad existe un director de Gobernación, cuya tarea principal es enviar información de todo tipo a la capital del estado.
Todavía hasta antes de la llegada de Omar Fayad, en las llamadas “coordinaciones regionales” existía un área dedicada exclusivamente a alimentar de información a los “jefes” en Pachuca de lo que estaba ocurriendo en los municipios que correspondían a cada coordinación.
Hoy se habla de Pegasus como un sistema para espiar a cuando menos 15 mil periodistas, activistas y políticos durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. En este sentido, se sabe que la Fiscalía General de la República ordenó a todas las dependencias federales y estatales de seguridad que puedan tener equipos para intervenir comunicaciones, resguardar toda la información.
El presidente López Obrador ha dicho una y otra vez que en su gobierno a nadie se espía. Para confirmar un dicho que pocos creen, durante este sexenio desapareció el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), que dependía directamente de la Secretaría de Gobernación, ambas en manos de dos personajes ampliamente conocidos en nuestra entidad: Eugenio Ímaz y su jefe, el exgobernador Miguel Osorio Chong. Aunque hoy existe el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como parte de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, o sea lo mismo, pero con otro nombre.
De manera que, si es bien sabido y reconocido que con Peña Nieto “todo mundo” era espiado, no dudemos que, en otras condiciones tal vez, sus antecesores panistas y priístas hacían lo propio y el actual gobierno, con todo y la palabra dada de AMLO, también lo hace.
Sin ahondar mucho, recordemos lo que hace Vasconcelos en la UIF: investigar, vigilar, espiar los millones de movimientos financieros que hacen los mexicanos. Por razones entendibles, la Unidad de Inteligencia Financiera vigila a los que más tienen. ¿Para qué? Para sancionarlos. ¡Ah!, pero si son políticos con ingresos sospechosos, pues a seguirles la pista para después ver cómo se le saca más provecho a esa investigación. ¿Esto es espiar o no?
El periodista Ricardo Raphael asegura que son siete las dependencias que hoy se encargan de esta tarea de espionaje, además de la CNI, ya mencionada: en las fuerzas armadas existen al menos tres oficinas dedicadas a producir inteligencia y, por tanto, utilizan el espionaje como insumo, dice el columnista.
También la Secretaría de la Defensa Nacional cuenta con la sección Segunda de Inteligencia y la sección Séptima de Operaciones contra el narcotráfico, coordinadas por el Sistema de Inteligencia Militar. Además, existe la Unidad de Inteligencia Naval, que proporciona información para las labores desempeñadas por la Armada de México.
Raphael agrega que durante esta administración se creó la Dirección de la Guardia Nacional, con el objetivo de tener información relativa a las redes criminales que existen a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin olvidar que, adscrita a la Fiscalía General de la República, está la Agencia de Investigación Criminal.
Luego entonces, está muy claro que antes y ahora espiar es parte de todo gobierno en sus tres niveles, como lo hemos ejemplificado. Que hoy López Obrador asegure que no lo hace, es pecar de ingenuo, o más bien de malévolo, al igual que se ha conducido en temas como la escasez de medicamentos para niños con cáncer.
De manera que en el gobierno federal, en los estatales, en los municipales, en todos lados: “un mundo nos vigila”, parafraseando a Pedro Ferriz.
Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero… Entre nos.
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.
