Cinco años después del fallido intento de Paul Feig de feminizar la exitosa franquicia ochentera de los cazafantasmas, se ha estrenado con buen éxito Cazafantasmas, el legado de Jason Reitman, hijo del director original de la saga iniciada en 1984.
Los guionistas Gil Kenan, Jason Reitman y Dan Aykroyd han ideado una continuación-homenaje de la serie.
La madre soltera Callie (Carrie Coon) y sus hijos Trevor (Finn Wolfhard) y Phoebe (McKenna Grace) se deben cambiar a la vieja casona de su abuelo (Harold Ramis), donde descubrirán que el ermitaño sujeto ha mantenido a raya un espíritu demoniaco que amenaza con destruir el mundo, con la ayuda del profesor Grobberson (Paul Rudd) y el simpático Podcast (Logan Kim).
El asunto funciona para las nuevas generaciones, pero también para los admiradores de los cazafantasmas originales Peter Venkman (Bill Murray), Ray Stanz (Dan Aykroyd) y Winston Zeddemore (Ernie Hudson) –Ramis falleció en el 2014.
La aparición final de Dana Barret (Sigourney Weaver) semeja un pegote realizado casi por compromiso.
La historia es bastante buena y los efectos especiales son mucho más avanzados que los originales.
Ghost busters: After life resulta, pues, un buen entretenimiento para toda la familia, algo que ya no es tan común en nuestros días y que se agradece.