Los errores del gobierno frente a la pandemia del COVID-19 se multiplican, pero hasta ahora no existe un reconocimiento pleno de ellos, e incluso muchos no se han corregido. La mayor de las cagadas fue la venta de insumos médicos a China y la posterior compra de estos mismos objetos a ese país pero 30 veces más caros.
Por supuesto que esto no se ha reconocido y los responsables no han dado la cara; la voz cantante de las medidas de salud, Hugo López-Gatell, ha buscado cómo aclarar las cifras duras de la pandemia que trasciendan a las oficiales.
Además tenemos encima la contracción económica que ya se refleja en desempleo y nulas esperanzas de recuperar lo perdido y planificar un futuro económico viable para crecer, e incluso el cierre de filas entre México y Estados Unidos en el tema de la producción petrolera revela, más allá de la pandemia, las carencias y contradicciones estructurales de la economía nacional.
Pese a que hay distancia entre la postura obstruccionista de Trump o Bolsonaro en torno a la pandemia, la tardía reacción de la postura de López Obrador ha causado un cisma social y, ahora, tras las muertes y el crecimiento de los infectados por Covid-19, no ha existido un mea culpa que por lo menos pueda constituir un acto de probidad y entereza de la ética pública para dar certidumbre en el manejo de la información y sus acciones. Es decir, la estela de pus de los manejos mentirosos del sexenio pasado parece prolongarse en el presente.
En términos estrictos la pandemia no cambia las liturgias oscuras de la política y sus manejos a nivel internacional, seguimos siendo marionetas de la clase política y sus amos, al grado de que ahora tampoco conocemos ni conoceremos la verdad sobre esta pandemia y mucho menos en otras dimensiones de lo cotidiano.
Las monsergas se suceden y con las voces críticas el gobierno se enoja y castiga, pero los estragos vividos quedarán en la memoria nacional, sólo que habrá que identificar en el análisis posterior si la actuación del gobierno fue la esperada y si la confianza ciudadana refrendará su proceder, pero todo hace suponer que los errores garrafales que ya cuestan vidas no podrán ser subsanados ni con el manejo mediático ni con la mordaza social.
Entre peras y perones, López-Gatell y López Obrador comienzan a sentir los estragos de la pandemia política y su enfermedad crónica.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.