En política no hay naturaleza

Siempre hay temas más importantes en la agenda pública que la naturaleza. Hace unos días resurgió en algunos medios de comunicación la historia de Filiberta Nevado, una defensora del bosque en el estado de Hidalgo. Esta mujer ha hecho una denuncia pública luego de las amenazas de muerte que recibió por parte de algunos taladores clandestinos en la zona de Acaxochitlán. 

En medio de la fiebre del proceso electoral, en donde las promesas van dirigidas a pavimentar calles y  construir más hospitales, ninguno de los bloques de partidos tiene en su agenda estrategias para defender o proteger los recursos naturales. Aunque esto no es nada nuevo, en Hidalgo se han experimentado violencias en contra de los defensores de la naturaleza que poco se han dado a conocer y que casi siempre terminan en el olvido. 

La historia de Filiberta no es un caso aislado. Esta defensora ha denunciado la tala clandestina y las amenazas en contra de su vida y la de su familia. De la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo ha recibido lo único que este organismo es capaz de hacer: el acuse de la revisión de su caso. De las autoridades del Ministerio Público de Tulancingo tan solo recibió la negativa a la solicitud de medidas de protección luego de que fue amenazada de muerte. 

Estos hechos subrayan la burocracia de un sistema preocupado en las fotocopias y las fotografías para los informes de comunicación social, pero pone la llaga en un hecho terrible que es la tala clandestina y la impunidad de la que el bosque, lejos del ruido de la ciudad, ha sido testigo casi en soledad. 

Es mucho pedir que los partidos, sus candidatos y equipos de trabajo miren al mundo con complejidad, así que lo poco que queda es suplicar porque al menos estén informados de lo que sucede más allá de sus narices. 


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