“Somos hombres, no payasos”, es un dicho que llama a la virilidad, pero está muy lejos de implicar un razonamiento veraz y mucho menos inteligible.
El encontronazo entre el PAN y el PRI, marcando tiempos y movimientos de la vigencia y alcances de la Guardia Nacional, ha acelerado lo visible e inevitable: que el PAN, el PRI y el PRD son como el agua y el aceite, un mamotreto absurdo que lo único que intentó fue agrupar el cascajo del voto para tratar de edificar un castillo de arena que, a la postre, las olas del mar terminarían por tirar.
Después de la gran estupidez de iniciativa de Alito Moreno de armar a la ciudadanía, por fin admitió que la Guardia Nacional es necesaria para la paz y la armonía social en torno a la seguridad.
Pero ante la postura de admitir una prórroga a la asistencia militar a la Guardia Nacional, los estruendos del PAN se han dejado ver arguyendo que es insostenible militarizar a las fuerzas de seguridad civil, cuestiones que colapsan frente al frenesí del PRI por querer rescatar la empatía social.
En alianza o no, el PAN, el PRI y el PRD tienen perdida la elección del 2024, esto es prácticamente una prospectiva política de acuerdo a la crisis que hoy viven como partidos de “oposición”, que de oposición no tienen peso, son en realidad las rémoras que sin construcción ni conducción política dan patadas de ahogado frente a la realidad aplastante que implica la alternancia política que vive el país.
En este escenario, la credibilidad de la alianza “Va por México” es poco menos que una flatulencia en un huracán; cuestión perceptible a nivel social, donde el rechazo ciudadano se ha vuelto una tendencia irreversible, al menos de cara a la elección presidencial de 2024, condición que es poco menos que inamovible en el ánimo social.
“Va por México” va en picada como composición orgánica de la oposición, que no presenta un solo proyecto o iniciativa de ley que pueda concitar algún interés público ni generar empatía social y que es producto de que no existe trabajo sobre la tarea pública, sino el único deseo de aglutinar “fuerzas” a nivel electoral.
¡Sea por Dios!
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.