La mayoría de los aficionados de los Diablos Rojos consideraban que derrotarían fácilmente a los Guerreros de Oaxaca, sus hermanitos menores; pero éstos, que habían calificado el último día de la temporada, se encontraban embalados tras derrotar a los Bravos y luego a los todavía campeones Leones de Yucatán.
Los espectadores que arribaron al Fray Nano el sábado pasado para el sexto juego encontraron las taquillas cerradas y unos voraces revendedores que pedían 150 pesos por los boletos de gradas, y por los de butacas hasta 500 pesos. Habría que preguntarse si estos acaparadores también apoyaron a los damnificados de Sinaloa, como anunció el contador Alfredo Harp Helú.
Con la serie tres a dos en su contra, y con la obligación de ganar para seguir con vida, los pingos atacaron al abridor Irving Delgado en la primera entrada con cuatro hits consecutivos. Carlos Figueroa dio hit de piernas, se robó segunda y anotó con hit de Juan Carlos Gamboa; David Vidal lo imitó y ambos anotaron con un triple de Luis Jiménez; sin embargo, Delgado apretó las tuercas y evitó más daño dominando a los tres siguientes.
Los oaxaqueños se pusieron en la pizarra en la segunda entrada con el cubano Henry Urrutia retachando una recta de Patrick Johnson a las gradas, demostrando que nunca lo debieron dejar ir los Diablos. Y cuando los escarlatas volvieron a la carga en ese inning, el manager Sergio Omar Gastélum jaló por Juan Carlos López, que contuvo a los Diablos.
El duelo siguió 3 a 1 hasta la sexta entrada. Yordanis Linares abrió con doble y avanzó a tercera en un infield hit de Jay Austin. Ahí fue cuando se produjo una jugada vital: el cubano Yunesky Betancourt dio una rola por el montículo y en vez de buscar el doble play, se engolosinó al ver despegado de tercera a Linares.
Y aunque en un principio habían marcado el out, en el desafío se vio que Linares regresó a tiempo. Así es que en vez del juego 3 a 2, con dos outs, el mal apodado Harry Potter tenía la casa llena sin outs, Henry Urrutia produjo la segunda con un largo elevado al left, y el Flamingo Bojórquez trajó al relevo al novato Gonzalo Sañudo, al que Justin Geiger recibió con un doblete productor del empate. Todavía el exdiablo Julián Ornelas produjo otras dos con otro tubey.
Ya en desventaja 5 a 3, los Diablos atacaron en el sexto con hits de Fabela, Figueroa y Gamboa, pero Vidal y Jiménez se poncharon para acabar con la amenaza.
La fatídica séptima entrada se convirtió en la tumba escarlata: Eric Rodríguez recibió base y Linares conectó de hit al central. Austin se sacrificó, y Betancourt fue dominado con rola al short. Con dos outs, el Flamingo ordenó la base intencional a Urrutia.
Su falta de agresividad fue castigada cuando David Reyes dio otra base a Geiger para que entrara de caballito la sexta. El Flamingo fue expulsado por reclamar el conteo al ampayer y enardeció a todos los villamelones, que se la pasaron desde entonces mentándole la madre al ampayer culpándolo de la derrota, demostrando que no saben perder.
Como justo castigo, Ornelas conectó otro imparable productor que impulsó otro par para poner la pizarra 8 a 4, que fue el marcador final, pues Rodolfo Aguilar y Carlos Félix ya no permitieron más daño.
Resulta verdaderamente vergonzoso ver a pseudoaficionados rojos ir a embriagarse al estadio y pasársela insultando al equipo rival, ojalá que este tipo de personajes no vayan al nuevo estadio.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.