La tensión política internacional entre el gobierno de Estados Unidos y el de México presenta un entramado de fragilidad política que se centra en el claro hostigamiento y beligerancia estadounidense frente a la consolidación del gobierno de izquierda de la 4T.
La deportación de migrantes mexicanos, de los cuales miles son de Hidalgo, fue el prolegómeno de medidas de agresión que paulatinamente se han ido incrementando y abriendo frentes diversos; lo mismo desde el arancel del 25% a productos mexicanos, que las amenazas de convertir a la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba, como una cárcel para migrantes que, al igual, con la criminalización de los cárteles en México que el gobierno de Trump llama narcoterrorismo.
Absurdamente y con la estupidez que caracteriza al magnate de Silicon Valley, Elon Musk -que hoy engrosa el gobierno de Washington en el Departamento de Eficiencia Gubernamental-, ha pronunciado que “México es elegible para lanzar misiles con drones” (aprecien la magnitud de lo miserable de esta declaración).
De acuerdo a filtraciones del gobierno de Washington, la CIA ya habría instalado Drones MQ-9 Reaper, que desde hace algunas semanas ya circundan el espacio aéreo de México, lo que va más allá de una amenaza, porque este tipo de armamento ha sido utilizado por Estados Unidos en países como Siria e Irak con resultados devastadores para sus pueblos.
En la desfachatez, prepotencia y omnipotencia política de Estado, el gobierno de Donald Trump ha criminalizado como narcoterroristas a los cárteles en México, subterfugio infundido para intervenir en el país en una flagrante violación a la soberanía nacional e internacional.
En estas parafernalias hollywoodescas que le encantan a los gobiernos norteamericanos y a millones de sus connacionales que piensan que Rambo es un héroe nacional, como lo fue el padre fundador, George Washington, crean fantasías que posteriormente les cuestan la vida a millones de inocentes, y ponen y deponen gobiernos a su antojo para controlar y piratear las riquezas de esos pueblos en el planeta.
La paranoia de Elon Musk se suma a las estupideces de poder que utilizan la ciencia para crear emporios a través de la beligerancia y agresión; lo mismo en batallas comerciales y empresariales que en la invasión militar internacional.
Debemos entender en este entretelón internacional que Estados Unidos ha vivido creando conflictos bélicos internacionales porque su industria armamentista es uno de los negocios centrales de su poderío, cuestión que perfila la amenaza de Musk como una seria advertencia de un escenario que se puede presentar en las próximas semanas y, del cual, un país pacifista como México no se encuentra preparado.
La fragilidad política que vive México en términos de su relación con el gobierno de Washington no la experimentó el gobierno de López Obrador pese a haber coexistido con la primera administración del neoyorkino Donald Trump, que ha regresado a la Casa Blanca con una ferocidad encarnizada y, desgraciadamente, ha puesto su xenofobia y racismo en la mira de la soberanía de México.
Cuando el presidente Lázaro Cárdenas expropió la industria del petróleo, de la cual múltiples intereses eran norteamericanos, vivió momentos aciagos y delicados en espera de una posible invasión estadounidense. Hoy, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum sortea los graves delirios de Donald Trump y Elon Musk, que desde sus apetitos oscuros sobre el planeta habrán de desatar el infierno sobre pueblos débiles, pobres y potencial y efectivamente ricos en reservas naturales, materias primas y mercados, como lo es México.
La sangre les deba y el corazón les parta a estos malnacidos.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
