El superpeso, es decir, la revaloración del peso mexicano frente al dólar, tanto por el crecimiento del flujo económico nacional como por el debilitamiento de la economía norteamericana (México es el socio comercial número uno de Estados Unidos, con un caudal de mil quinientos millones de pesos por minuto), ha roto récords y ha alentado los flujos de exportación de una manera en que hace décadas no sucedía.
Pero todo llega a su fin, y sin una caída en picada, paulatinamente el peso mexicano toma sus niveles lógicos, no sin darle al gobierno federal la consolidación de un paquete fiscal de egresos que habrá de tener un marcado incremento en el presupuesto militar y de los adultos mayores, condiciones que vienen bien en el manejo electoral y proyectan desde el Fondo Monetario Internacional estimaciones de cautela sobre la macroeconomía de México.
A fin de equilibrar el análisis de mercado, cabe concebir el hecho de que el gobierno de López Obrador no se cayó a nivel económico y supo sortear la crisis tras la pandemia de covid-19, evento que causó una contracción de la economía mundial. Las estrategias de austeridad gubernamental de esta administración no han empañado la popularidad de López Obrador y su capital político en la justa presidencial de 2024.
El superpeso es el reflejo del superpresidente López Obrador, que contra viento y marea ha sabido crear un liderazgo político que causó estragos en el antiguo régimen, al grado de que Morena, producto de la visión del político tabasqueño, es ahora el partido hegemónico pragmático que sustituyó al PRI y es también el superpartido que a ojos de propios y extraños apunta a la continuidad del paradigma político de la izquierda a la mexicana.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.