El PRI Hidalgo y las sombras de la pérdida del registro

Una de las lecciones que el PRI Hidalgo no ha aprendido es que ninguna clase política que resulte odiosa podrá subsistir. El tricolor está vinculado a sistemas de presión hacia los empleados públicos, a quienes se les exigía cuotas de sueldo, tiempo de participación desde sus puestos laborales y fuera de ellos, así como cuotas de votos y acarreo.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

A título de ser exhaustivo, ningún hallazgo político presupone para la ciudadanía las lecciones no aprendidas por el PRI Hidalgo que, impávido e inmóvil, no admite la penalización ciudadana que ahora no sólo se apresta a desterrar al partido tricolor de Hidalgo, sino, que ya se prepara para asestar el golpe final para la pérdida de su registro político.

Haciendo caso omiso a la catástrofe electoral, pero mucho más significativo, a las lecciones de la derrota política, la cúpula del partido tricolor se encuentra creando una narrativa con míticos elementos de ficción, donde no se da por notificado que ni hubo una elección de Estado y que no existen argumentos válidos para impugnar la elección presidencial y, mucho menos, para impedir en prospectiva un tercer periodo sexenal con todas las posibilidades matemáticas de que Morena se erija en un partido, cuya hegemonía marque una nueva historia en el sistema político de la nación.

Empero, para el análisis crítico de lo ocurrido en la derrota política del PRI Hidalgo y las sombras de poder ¿cuáles son las lecciones no aprendidas que perfilan la pérdida del registro del partido tricolor?

I. El partido no es una maquinaria imperecedera

La política se construye en contextos y procesos específicos, por lo que no hay una máxima que indique que el PRI, al haber perdido en control del aparato de Estado en Hidalgo, pueda subsistir sin estructura de operación política, al margen del cacicazgo y de espalda al pueblo. Estas condiciones de poder orgánico las perdió, pero no en la elección del 2 de junio, sino en el trayecto de una erosión que se presentó en las últimas dos décadas de su poderío.

II. La hegemonía partidista se logra desde el Estado

Los partidos hegemónicos detentan el poder y crean instrumentos constitucionales y metaconstitucionales para preservarlo. El PRI construyó una hegemonía política desde el aparato de Estado y situó su operación política a través de un sistema de prebendas y privilegios que gratificaban, segmento a segmento en los municipios de Hidalgo, a sus operadores políticos, creando redes y vínculos que tenían códigos expresos como el clientelismo y la movilización social, en formas identitarias, reconocidas en cada región y comunidad.

III. No hay inmunidad política sin respaldo social

El abandono ciudadano en la presencia del partido tricolor en Hidalgo propició zonas de vacío social, las cuales perdieron el sentido de pertenencia y se alejaron de las liturgias políticas como el “diezmo partidista”, condiciones que incidieron por décadas en el anclaje y control social.

IV. Ninguna clase política que resulte odiosa podrá subsistir

La ciudadanía en Hidalgo visualizó con gran nitidez el poder hereditario de la casta política del PRI. Vinculado a ritos execrables, las estructuras de gobierno que perdieron control, sentido, legitimidad y credibilidad, crearon un sistema de presión por el estómago a los empleados públicos a los que se les exigía cuotas de sueldo, tiempo de participación desde sus puestos laborales y fuera de ellos, así como cuotas de votos y acarreo.

 

Esta es la atmósfera donde la disfuncionalidad de estos esquemas que se mantuvieron por décadas, son las sombras que hoy amenazan al partido tricolor para perder su registro político. También son la radiografía de un fracaso partidista que la cúpula se niega a reconocer y para la cual la derrota electoral del 2 de junio no implica, en modo alguno, perder el control del PRI ni su futuro político.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.