El PRD Hidalgo, ¿nuevo enfoque político?

El PRD Hidalgo transita en el desarrollo de una nueva conducta política y la movilidad de sus cuadros de militancia, atreviéndose a retomar la visión política de izquierda que lo caracterizó como un partido que surgió de la lucha antisistémica contra las fuerzas políticas del antiguo régimen.

El PRD Hidalgo atraviesa por la reconfiguración política en la conducción ciudadana. En un esquema producto de las crecientes contradicciones que se presentaron dentro de la alianza con el PRIAN y que llevó a la pérdida del registro nacional, el PRD Hidalgo transita en el desarrollo de una nueva conducta política y la movilidad de sus cuadros de militancia, atreviéndose a retomar la visión política de izquierda que lo caracterizó como un partido que surgió de la lucha antisistémica contra las fuerzas políticas del antiguo régimen.

 

En este trazo de recomposición de las lógicas políticas y de conducción social, Héctor Chávez, uno de los líderes icónicos del partido del sol azteca en Hidalgo, ha dejado atrás las confrontaciones estériles que existieron en las convulsas arenas políticas de su partido para interiorizar con fortaleza las exigencias y demandas de la ciudadanía hidalguense. Esta postura de acento crítico de la realidad ha empezado a trascender a nivel social y ha cobrado notoriedad en los medios.

 

Sin embargo, de la lectura analítica de la conformación del PRD Hidalgo como un partido local, ¿qué rasgos distintivos de su nuevo enfoque político han trascendido públicamente?

 

En primer término, la extinción del clímax de los delirios y arenas políticas que no permitían coordinación y vanguardia política son una de las fortalezas que indican una reconfiguración de las lógicas de diálogo hacia la militancia y con la militancia del sol azteca, condiciones que por décadas estuvieron ausentes y no llegaron a articularse con la pericia que exigía ser una expresión política partidista de la izquierda en Hidalgo.

 

En este trazo, también sobresale el hecho de que al sólo congregar su presencia gubernamental en cuatro alcaldías en el mapa geopolítico de Hidalgo, los diálogos de proximidad política en la operación gubernamental municipalista se han vuelto expresos y acotados, tratando con ello de revitalizar el acuerdo y el consenso político con la finalidad no sólo de preservar el registro del partido, sino de garantizar que el trabajo de piso social concentre las respuestas que requiere la ciudadanía.

 

En este esquema de reconfiguración política sobresale la instauración de instrumentos de pedagogía política que, en su difusión hacia la militancia y la ciudadanía, permite incrementar los lazos de la cultura política de izquierda con un esquema propio y en construcción constante de elementos democráticos al interior del partido.

 

Es evidente que la reconfiguración política del PRD Hidalgo es una dura lección empírica de los desaciertos que primaron en su alianza con el PRIAN pero, invariablemente, de una autocrítica sobre la pérdida de la brújula ciudadana que fue su verdadera fortaleza en su conformación como partido político. En esta lógica, si el PRD Hidalgo no se erige como una oferta política de izquierda alternativa no podrá generar para sí un espacio de fuerza geopolítica y mucho menos la conducción social que requiere para afianzarse en Hidalgo.

 

Ningún partido político puede extraviarse en los estragos de la inoperancia política.

 

La dura lección que dejaron los comicios del 2 de junio para el PRD han generado una vivencia dramática en su historia, y la reducción a su mínima expresión como partido local en Hidalgo debe ser entendida como una advertencia aplastante que todavía cuenta con el espacio privilegiado de su registro local, condición no menor para un partido político cuyos retos, desde las lógicas de una izquierda de alternativa política, tendrán que dejar la huella en la ciudadanía en Hidalgo del crisol de una verdadera fuerza política.


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