El Plan C a todo vapor

Acompaña en Hidalgo al Plan Claudia la reorientación político-administrativa del gobernador Julio Menchaca que, paulatinamente, ha creado una ruptura sistémica de las lógicas del quehacer político del antiguo régimen, y se encuentra de cara a su tercer año de gestión bajo una profunda reestructuración del aparato de Estado.

2025 proyecta desde el Plan Claudia el impulso de la macro obra del tren AIFA-Pachuca que generará una derrama económica excedentaria que no estaba contemplada en el Plan Estatal de Desarrollo. Atrás quedan las condiciones de los conflictos políticos instaurados de manera reactiva y virulenta de la oposición, producto de su crisis partidista y de la inoperancia de interlocución de sus élites.

 

Ya no puede sorprender a nadie que las reformas estructurales emprendidas por López Obrador se hayan no sólo concretado a nivel constitucional, sino también dentro del esquema del Plan Claudia, cuyo frenesí administrativo no parece tener límites. Frente a las bravuconadas de Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum ha salido al quite con la frase “a México se le respeta”; producto de un escenario de empoderamiento gubernamental sin precedentes en la historia reciente de la nación, inclusive, más allá de las estelas de los gobiernos del PRI que no contaban con oposición alguna, al igual como sucede con el gobierno de Sheinbaum Pardo, sólo que con la consideración de que el sistema político sí se maneja de manera democrática.

 

Acompaña en Hidalgo al Plan Claudia la reorientación político-administrativa del gobernador Julio Menchaca que, paulatinamente, ha creado una ruptura sistémica de las lógicas del quehacer político del antiguo régimen, y se encuentra de cara a su tercer año de gestión bajo una profunda reestructuración del aparato de Estado. Estabilidad social y equilibrio gubernamental son los signos distintivos de la gestión de Menchaca Salazar en consonancia con el Plan Claudia, que se ha empoderado por una expansión del capital político de Morena en Hidalgo y se encuentra redefiniendo las condiciones de proximidad y empatía social.

 

Si una dimensión gubernamental sobresale, es el hecho que Julio Menchaca no es un gobernador de escritorio ni parafernalias discursivas; se caracteriza por ser un actor político mesurado y directo, condiciones que lo han situado como una figura política de quiebre histórico en Hidalgo.

 

A primera vista, la historia del ascenso del gobierno de alternancia de Julio Menchaca no es lineal ni uniforme dentro de las lógicas políticas, por ello, su proximidad ciudadana y su empeño por adherirse a las lógicas de transformación de la presidenta Sheinbaum Pardo han generado razones sobradas para entender los alcances de su gobierno y que los componentes del Plan Claudia que asisten a la ciudadanía no sólo en la consolidación de las macro obras en Hidalgo, sino en un esquema de inclusión social, han ganado el peso de la legitimidad y credibilidad necesarios para entender el crecimiento del capital político del gobierno morenista de Julio Menchaca.

 

En un estado profundamente desigual y asimétrico en las oportunidades sociales Hidalgo se ha convertido en un reto político para el gobierno de Julio Menchaca porque debe resarcir la deuda histórica que heredó de los gobiernos del antiguo régimen y dejar una prospectiva de crecimiento y dignidad social de cara a la sucesión transexenal.

 

Lo distintivo del Plan Claudia estriba en que no se trata de la implantación de las reformas estructurales como vía unívoca de gestión gubernamental, tiene trazos transversales que lo mismo apuntan a la estabilidad política, la seguridad humana como epicentro de preservación gubernamental, y la renovación del sistema político y de la democracia representativa a través de un marcado ascenso de la participación ciudadana.

 

Se observa con claridad y amplitud, que el Plan Claudia en su primera etapa tuvo un trazo de control de los poderes públicos de los que destacó la batalla política por derribar el monopolio jurídico del Poder Judicial para centrar su fuerza en el control del Congreso y ampliar la presencia política del gobierno. Esta cuestión acompañó el incremento del predominio morenista en las gubernaturas y del mapa geopolítico municipal, que en Hidalgo es nítidamente perceptible.

 

El drástico cambio político que ha experimentado el país es la radiografía anticipada de que las transformaciones no son sólo del sistema político, sino también sociales, cuestión que ha transitado de la polarización de fuerzas a un predominio de la maquinaria morenista. Claudia Sheinbaum ha logrado capitalizar políticamente los eventos del cambio estructural del sistema político, y su base de sustentación social que en Hidalgo le brindó el apoyo de un millón de votos en su ascenso a la presidencia de la República, proyectan una agenda política abierta dentro del Plan Claudia para 2025.


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