Mientras la iglesia se apresta al advenimiento de un nuevo pontificado y las profecías de Nostradamus sobre el Papa negro son leídas y retomadas en Europa en tono de una interpretación de “era oscura del proteccionismo económico de Donald Trump”; en México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha denunciado a aquellos que pretenden “buscar soluciones” en el extranjero a los problemas que sólo competen a la soberanía de la nación.
Con sobradas razones, la analogía que ya corre en diversos países de Europa central sobre el advenimiento del Papa negro en una era de incertidumbre económica tiende un puente al otro lado del planeta en México, en un momento donde la disciplina política de Estado y el nacionalismo no pueden quedar a merced de los mercenarios de la política que han hecho llamados reiterados para que el gobierno de Donald Trump intervenga en cuestiones de la seguridad nacional en México.
La advertencia de Sheinbaum Pardo retrotrae los lamentables hechos de la burocracia administrativa del Poder Judicial que meses atrás, tanto en Hidalgo como en la nación, salió a manifestar en las calles para oponerse a su reforma, implorando de rodillas al gobierno norteamericano que interviniera en los asuntos gubernamentales del país. En esa ocasión, el entreguismo político de la burocracia del Poder Judicial recorrió las calles de Pachuca enarbolando una bandera gigantesca en “defensa de los intereses de la patria”, mientras que, en los hechos, aparecieron los “vendepatrias” sin mayores escrúpulos para proteger sus granjerías y privilegios, al grito de “God bless America”.
Frente al despliegue de información ambivalente del gobierno de Washington, que ha advertido que podría utilizar drones para combatir a la delincuencia organizada en México y, con ello, violar la soberanía nacional, la presidenta Sheinbaum Pardo ha sido tajante sobre que su gobierno no permitirá injerencia alguna extranjera en suelo mexicano. Sin embargo, estas palabras han sido desatendidas por grupos de la oposición que claman en forma subversiva por la intervención norteamericana en México.
Meses atrás, el gobernador Julio Menchaca al recibir al entonces embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, dejó claro el valor de la soberanía nacional y de los alcances de la buena vecindad entre las naciones, dando una muestra solidaria de entendimiento sobre los problemas comunes en materia de seguridad entre México y Estados Unidos, pero en el marco al derecho soberano de cada país. No obstante, el nuevo gobierno de Washington ha aplicado la Doctrina Monroe con la ferocidad del invasor, al haber iniciado el cambio de nombre al Golfo de México por Golfo de América, lo que le daría una potestad soberana sobre esta extensión marítima, violando la soberanía de México.
Las agresiones de Washington sobre México y su gobierno se suceden de manera vertiginosa y, prácticamente, de manera cotidiana, abren frentes confusos en las relaciones bilaterales de ambos países. En este trazo, las medidas sobre el Plan México y Plan Hidalgo, que se circunscriben a la activación del mercado interno y la protección al tejido social, deben transitar sin miramientos en la sincronía del gobierno federal y estatal para consolidar las respuestas que se erijan como reconfiguración de la economía nacional.
Está claro que el gobernador Julio Menchaca ha hecho una lectura política contundente en prospectiva para Hidalgo y su gobierno no se duerme en los laureles, por lo que el Plan Hidalgo es una bofetada a los vendepatrias.
Con el valor necesario y la firmeza política que encarna este momento, la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado, refiriéndose a México, que: “No somos protectorado o colonia de ningún país extranjero, somos un país libre, independiente y soberano”. Sus palabras han sido acompañadas por la advertencia sobre aquellos sectores de la oposición y grupos de élites económicas que se han activado de manera subrepticia desde aquellas movilizaciones contra la Reforma al Poder Judicial.
El Papa negro ya llegó, gobierna desde Washington alentando a los vendepatrias para intervenir en México, con el aval de aquellos que no sienten amor por la nación en sus venas.
