La reestructuración política y económica del mundo se cifrará al igual que en la segunda posguerra: en un “nuevo orden”. Es necesario advertir los escenarios en que se habrá de desenvolver, aquí describo la prospectiva.
La primera premisa a desarrollar por el nuevo orden mundial capitalista estriba en la revisión contractual y de seguros de trabajo para asegurar la producción y productividad en tiempos de coyuntura en diversas dimensiones, incluidas, por supuesto, las que tienen que ver con la salud.
En este escenario encontraremos legislaciones ad hoc donde se habrá de profundizar los estragos de la subcontratación (llamada outsourcing) y se afianzarán las condiciones de neoesclavismo, donde los patrones explotarán de múltiples formas a la fuerza de trabajo, tratando de pluscapitalizar no sólo para en momento, sino también para escenarios futuros, lo que generará la diversificación de inversiones de los grandes consorcios y una ampliación de la participación del capital financiero, por lo que el Estado redefinirá su rol de custodio del capital.
La segunda ventana, una vez decapitada la estructura de derechos laborales, se fincará hacia la tecnificación virtual del trabajo, lo que impulsará la división internacional virtual de éste, condición que se hará de manera explosiva, sin parangón a lo percibido, porque esto garantizará incrementar ganancias y disminuir riesgos y costos de producción. Por esta cuestión se exigirá a los trabajadores nuevas habilidades cognitivas.
En ese modo, las estructuras educativas tendrán que reconvertirse hacia las funciones teledirigidas, como advirtió Sartori, para pasar a escenarios virtuales, con el peligro de los aprendizajes significativos acordes a las necesidades del sector productivo. Se afianzarán modelos educativos semipresenciales, debido a que el contacto real entre profesor y alumno no puede ser prescindible por razones sobradas ante la conjunción entre teoría y praxis.
Los entornos financieros de la banca y el gran capital tienen un espacio de control de las élites sobre las relaciones de mercado y las relaciones sociales de producción. Aquí apreciaremos nuevos candados para el crecimiento de las oportunidades de vida para los trabajadores, con dos objetivos claros:
- Mantener mayor controlsobre la utilización de la fuerza de trabajo para explotarla e impedir su movilidad, salvo en los casos de contingencia o abaratamiento de su valor.
- El incremento de un ejército industrialde reservaque, en tiempos de crisis económica o de salud, asuma tareas con pago miserable, aunado a que se puedan rotar y reponer los trabajadores de manera infinita.
El cierre de la ecuación la constituye el aparato de represión legal y su potestad que monopoliza el uso de la fuerza legal del Estado dotada de ejércitos, milicias y policía, la cual adquirirá un rango de mayor protagonismo para golpear y maniatar a los trabajadores y fuerzas sociales que se resistan, o bien, se puedan oponer a los apetitos sistémicos.
La gota amarga la constituye la instauración de regímenes de doble estándar proclives a un control fascista, precisamente porque de coyuntura en coyuntura, la burguesía no podrá asumir sus tareas de clase, lo que generará represión dinámica y activa para asegurar el control social.
Aunado a estas variables, el ascenso de los procesos de alienación a través de la educación, la cultura y la comunicación, retroalimentarán la estructura neoesclavista del nuevo orden mundial.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.