En la década de los 70´s del siglo pasado emergió desde la Escuela de Chicago, producto del pensamiento de Milton Friedman el Modelo Económico Neoliberal; sus pretensiones, invertir el paradigma de interpretación de que el ciclo económico iniciaba en la producción y terminaba en el consumo, cuestión que fue invertida por Friedman quien precisó que el ciclo económico iniciaba en el consumo y terminaba en la producción.
En esta tesitura el diseño econométrico potenció un instrumento añejo, el crédito, solo que esta vez con una inusitada apertura a todo nivel; la idea era clara, si se estimulaba al consumidor y se le dotaba de un poder mayor de endeudamiento, por ende, se estimulaba la producción en masa y se generaba un ascenso de las tareas económicas.
El experimento dio resultado en Chile en plena dictadura militar, se impuso sin ser deliberado democráticamente, lo mismo que ocurrió en diferentes países, donde los congresos fueron marginados o bien, actuaron en contubernio de un grupo de hacedores de sueños económicos denominados “tecnócratas”, que en México se encumbraron en el sexenio de Carlos Salinas.
El Neoliberalismo al incrementar las posibilidades de consumo de los sectores urbanos, en gran medida, estuvo acompañado de la apertura de mercado y la disminución de aranceles, lo que a la postre dio paso a la creación de tratados de libre comercio y el boom de la globalización.
Los resultados fueron notorios, un endeudamiento creciente de los consumidores que en muchos países perdieron todo; grandes hipotecas, tarjetas de crédito de papel, endeudamiento con impacto en futuras generaciones, concentración de la riqueza y ascenso especulativo del capital financiero y, desde luego, conflictos bélicos y migraciones frente a la hambruna como la centroamericana y mexicana a Estados Unidos.
Pero en el reverso de la moneda, la riqueza en pocas manos aumentó; los grandes capitales hicieron presa al Estado nacional, sobre todo en América Latina, creando niveles de desigualdad social inauditos e incomprensibles con empleos a cuenta gotas y empleos selectivos que crearon obreros universitarios desalojando a los antiguos obreros con estudios básicos o primarios.
Los capitalistas neoliberales le arrebataron el poder al Estado, el cual se arrodilló e hizo el sueño de la concentración de la riqueza que, en países como México hoy genera más de 60 millones de pobres, lo cual rebasa la población de países que son desarrollados como Francia.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.