Ante el recrudecimiento de la muerte en la India y Brasil, el horizonte de la sanidad social en el planeta es eso: una línea imaginaria que no se puede alcanzar frente a los cementerios que se han abarrotado en la mayor parte de los países de Occidente, al grado que la muerte se ha convertido en una industria en auge.
Es inevitable señalar que en muchos países el manejo de la pandemia no fue el adecuado, acompañado de una buena dosis de escepticismo e ignorancia social provocada por la confusión y desinformación; sin dejar de lado las presiones de los controladores de la producción y el mercado que de todas maneras exigieron que los trabajadores arriesgaran sus vidas.
Tampoco podemos decir que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha tenido el mejor de los desempeños en coordinación con diferentes gobiernos, por lo que la suma de factores nos tiene postrados y el mundo ya registra 3.4 millones de personas fallecidas por el covid-19.
Esta caótica y catastrófica realidad social se une a la gran pregunta: ¿cuándo putas terminará la pandemia? De acuerdo a los virólogos, el control se comenzará a producir cuando cada país haya vacunado por lo menos al 70 por ciento de su población, cuestión que parece advertir que se presentará hacia finales de este año. De no suceder problemas con el control de las nuevas variantes del virus, quizá se puede ver la luz en 2022.
Debemos aprender de esta lección que no se pueden echar en saco roto más de tres millones de muertes que han vulnerado la lógica y el entendimiento de un mundo que, en apariencia y solo en apariencia, ha dado el gran salto científico de la humanidad; cuestión que la pandemia nos ha llevado no solo a desmentir, sino a enunciar que la ciencia y los científicos son poco menos que niños jugando con dinamita.
En este escenario, hasta las grandes potencias como Estados Unidos nos han mostrado lo débiles y erosionables que son frente a este tipo de coyunturas; en realidad, la humanidad es un gigante con pies de barro que cuando llueve, se desmorona.
Vivimos el infierno terrenal, pero no por la pandemia, sino por este sistema asimétrico que nos ha empujado a la muerte.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
