El frenesí en la política de Hidalgo ha convulsionado internamente a los partidos que, en alianza o no, se encuentran compitiendo por el voto de la ciudadanía.
El IEEH no pudo contener las acusaciones de asimetrías que, a juicio de los representantes de los partidos, ha tenido este órgano en los preparativos de las elecciones del 2 de junio; las impugnaciones sobre la estrategia que habrá de garantizar el control de las elecciones no sólo se han incrementado, sino que han llevado a desacreditar el trabajo de consejeras y consejeros electorales sobre la capacitación que realizan en materia de estructura organizacional.
Es un hecho: los niveles de confianza política y ciudadana en el IEEH han decrecido, marcando posturas de desencuentro partidista como primer signo de violencia política generada con antelación al proceso electoral en puerta, arguyendo que la inoperancia del organismo es violencia política al no poder encausar la contienda electoral.
Como resultado están los daños colaterales no imputables al organismo, como los escaños municipales reservados para las mujeres, pues la ciudadanía no sabe que esto depende del TEEH, no del IEEH.
Entre los problemas operativos que atraviesa el IEEH se encuentra la falta de cultura política de la ciudadanía, la cual no ha sido fomentada durante años e incide en el abstencionismo. Justamente por el desconocimiento sobre la labor de este órgano, el electorado critica los recursos que asegura necesitar para llevar a cabo cualquier proceso, lo que crea un foco de ira social e incrementa la polarización.
La opinión del presidente López Obrador sobre el INE ha terminado por desprestigiar a este órgano autónomo, lo cual ya es una Caja de Pandora en el debate de su aporte a la democracia.
