En este mundo ampliamente visual se ha devaluado la importancia de la lectura y, por ende, de la creatividad e imaginación, por lo que quienes leen con conciencia son los menos y han sido segregados de forma tácita del contexto social.
La educación en todo el mundo padece del desinterés de los estudiantes, que suelen engrosar las filas de analfabetas funcionales, es decir, saben leer y escribir, pero no para qué lo hacen y su trascendencia a nivel de la evolución de la humanidad.
El arribo de la Inteligencia Artificial (IA) ha sido un alivio para los que pensar es un reto mayúsculo y leer es casi la entrada al inframundo, pues fácilmente pueden decirse autores de informes académicos, empresariales e incluso políticos, sin saber que la tecnología solamente se nutre de bancos de datos, pero no necesariamente los textos resultantes son acordes a la realidad social.
Quizá es que la gente no sabe que la lectura es fuente de recreación de la realidad y estimula infinidad de procesos mentales que permiten certidumbre y equilibrio en la aproximación a la realidad.
No podríamos haber arribado a las revoluciones industriales, como advierte Thomas Kuhn, sin la revolución cognitiva en donde la decodificación de la realidad se convierte en lectura y escritura de ciencia aplicada, esto es fundamental para entender que las máquinas son herramientas superfluas y los mercados las ponen a nuestra disposición, pero no son otra cosa que el resultado de la cognición vía la comprensión leída de la realidad.
Las nuevas generaciones, ensimismadas en la tecnología de canales visuales y auditivos, suelen rehuir a la lectura, por lo que el fracaso de los sistemas educativos y la generación de analfabetas funcionales ya ha alertado a la ONU, que se encuentra marcando directrices a los estados miembros para crear estrategias pedagógicas que permitan estimular la lectura científica a través de las nuevas tecnologías, lo cual se enfrenta al mercado que estimula precisamente lo contrario: conductas de consumo superfluas.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.