Todos los partidos tienen iconos de conducción política, algunos con trazos míticos y otros con realismo político. Tal es el caso de Luis Donaldo Colosio Riojas, cuya carrera política en Movimiento Ciudadano ha perdido fuerza, no sólo por los resultados de su derrota al Senado en Nuevo León, sino porque no condensa el capital político de conducción social que aún en la derrota ha sostenido Mariana Rodríguez y, en el poder, Samuel García como gobernador de Nuevo León.
Empero, Movimiento Ciudadano -partido político que se desenvuelve en un discurso de alternancia gubernamental socialdemócrata y que, en la pasada elección presidencial en Hidalgo, dio una grata sorpresa al operar con un precario presupuesto y lograr una visibilidad con la presencia de Adriana Flores y Guillermo Peredo, tanto en la disputa por el Senado como por la Cámara de Diputados para Hidalgo-, ha creado posibilidades de ascenso político de nuevos rostros de la arena no sólo en MC, sino en la palestra política que puedan acceder al poder.
Sin embargo, construir una carrera política no siempre logra el éxito en el respaldo del capital político heredado, como ha ocurrido con la figura de Colosio Riojas, que evidencia que el trabajo de piso es primordial para aspirar al ascenso al poder, condiciones que dejaron nítidas en Hidalgo, tanto Adriana Flores como Guillermo Peredo, que se encuentran perfilando la renovación de la cúpula del partido naranja.
Ni Adriana Flores ni Guillermo Peredo tienen un capital político heredado y no son figuras con precedentes de la casta política en Hidalgo; no obstante, han mostrado que el trabajo de piso puede, y en los hechos lo es, resultar la mayor etiqueta de estirpe política para las nuevas generaciones; lo que explica, pese a su derrota, el impacto generacional que han tenido y que ahora los posiciona como las cartas fuertes en la reestructuración emecista en Hidalgo.
Un fenómeno vital para entender la caída del antiguo régimen, lo implica la verticalidad de cúpula y la eternización de liderazgos sin legitimidad ni credibilidad de las bases militantes y de la ciudadanía. Esta es una lección que Movimiento Ciudadano no puede obviar en el ascenso que tuvo a nivel nacional con la candidatura de Máynez y que, en Hidalgo, constituye una ventana de oportunidad que tendrá que trazar a través del trabajo de proximidad con la ciudadanía.
Lo ocurrido tanto a Luis Donaldo Colosio Riojas, como a Mariana Rodríguez en Nuevo León, donde los reflectores emecistas desde el gobierno de Samuel García apuntalaban sus campañas, debe dar paso a una profunda reflexión de las derrotas tanto de Adriana Flores como de Guillermo Peredo, que a diferencia de las luminarias emecistas de Nuevo León no contaron con una maquinaria política de Estado y, mucho menos, con los presupuestos de campaña idóneos para su difusión y trabajo proselitista.
MC Hidalgo es un partido joven y generacional de alternancia política, ya tiene un arraigo ciudadano que se gestó con nitidez en la pasada elección presidencial. Sin embargo, los partidos políticos que no hacen de la conducción e interlocución política la herramienta de la voluntad ciudadana para garantizar su respaldo, sucumben de manera estrepitosa como ha ocurrido con los partidos del antiguo régimen, por lo que el partido naranja debe tener un trazo transversal en la ciudadanía de Hidalgo, no puede quedarse sólo en el trabajo de las nuevas generaciones.
No basta con las canciones y jingles pegajosos para alcanzar el poder político; un partido debe trabajar desde las bases militantes.
Todo indica que Dante Delgado ya prepara un movimiento de ajedrez político en Hidalgo para hacer de Movimiento Ciudadano un partido político, cuyo trabajo de militancia y ciudadano, garantice el posicionamiento que no deje diluir el capital político que ganó en la pasada elección presidencial.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
