Al fin, luego de 42 años y nueve películas, culmina La guerra de las galaxias, saga iniciada en 1977 por George Lucas.
Conviene recordar que el asunto comenzó con el cuarto episodio, al que seguirían El imperio contraataca y El regreso del Jedi. La segunda trilogía, que abordó los orígenes, nunca despegó del todo. En la trilogía final, los nuevos personajes nunca alcanzaron la dimensión de sus antecesores, por lo que algunos de estos tuvieron que hacer apariciones especiales.
J. J. Abrams, quien dirigió el episodio siete, fue llamado para culminar el asunto decorosamente.
El emperador Palpatine (Ian McDiarmid) reaparece y amenaza con aplastar la resistencia encabezada por Leia (la extinta Carrie Fisher). Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe (Oscar Isaac) deben efectuar la búsqueda de un dispositivo que impida el ataque de la flota imperial y se enfrentan al temible Kylo Ren (Adam Driver), que trata de atraer hacia el lado oscuro a Rey. La revelación del pasado de esta lo lleva a uno a recordar el parentesco de Darth Vader con Luke Skywalker, que le dio un aspecto telenovelesco al asunto, originalmente basado en La fortaleza escondida, de Akira Kurosawa.
Abrams respeta las convenciones del género y a los fans de la saga, pero no puede evitar que el asunto resulte, a ratos, aburrido, por sus más de dos horas.
Star Wars: episode IX-The rise of Skywalker resulta, pues, una espectacular culminación de una saga que se inició como una modesta película de ciencia ficción, pero a la que se le inyectaron muchos recursos al atraer a millones de espectadores.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.