De entre toda la obra pública antipeatonal que hay en la ciudad de Pachuca, una pequeña muestra de sensatez nos ha devuelto el derecho a caminar: el primer domingo de octubre se ejecutó una estrategia que ha demostrado ser exitosa en otras ciudades del país y del mundo, que consistió en “volver peatonal” la avenida Revolución.
Este “volver peatonal” puede sonar una incongruencia, pues se supone que las calles están allí para ser caminadas; sin embargo, la peatonalización de espacios tradicionalmente asignados a los coches implica algunos cambios. El más importante de estos ajustes es el cierre a la circulación de automóviles que, en ciudades como la nuestra, solo puede ocurrir bajo la autorización de la municipalidad. El habilitar una avenida para ser caminada requiere de un proceso de difusión y reeducación de las prácticas ciudadanas que no están acostumbradas a caminar en un espacio como éste.
Los beneficios de estas estrategias son muchos, permiten reconectar con los espacios públicos y reactivar la economía a escala local. En avenida Revolución se encuentran decenas de negocios que necesitan mover sus productos y servicios en el contexto de la pandemia. Por otra parte, las personas requerimos espacios de tránsito seguro tanto de los coches como de los contagios.
Celebramos esta decisión porque de todos los derechos que hemos perdido los habitantes de las ciudades, caminar es uno de los más esenciales. La estrategia no es algo nuevo, ni es la punta de lanza de ninguna acción verdaderamente ambiciosa para la caminabilidad de Pachuca, pero sí es un paso importante en la toma de decisiones que permite ver a las autoridades lo fácil que es generar cambios positivos en una ciudad sin inversiones millonarias ni obra pública innecesaria.
Pachuca tiene un nuevo lugar para caminar, los domingos de 7:00 a 14:00, pero como dicen los que saben: algo es algo.
