El cónclave de Marco Rico con el GPI

Para que se diera la reunión entre Marco Rico y el GPI se debió contar con la anuencia tanto de Julio Menchaca como de Omar Fayad. Este cónclave se encuentra estructurando el juego de pesos y contrapesos para operar el Congreso local y en el que se están trazando acuerdos de largo alcance y, seguramente, de larga data.

No deja de sorprender el espíritu de amnistía de las huestes de la 4T en Hidalgo, donde Marco Rico, líder del partido de la transformación, ha tenido un cónclave político con el Grupo Plural Independiente (GPI) de Omar Fayad.

Es pertinente admitir que este cónclave provino de la empatía del Pacto Político” que suscribió en su sexenio gubernamental Omar Fayad con AMLO, donde quedaron las piezas de operación dispuestas para la marea guinda que ascendió al poder con Julio Menchaca y, en estos momentos, en el ascenso de Claudia Sheinbaum, donde Hidalgo fue históricamente la radiografía del bastión político del PRI.

El cónclave de Marco Rico con el GPI no puede, en los hechos, haber estado operado a título de iniciativa del líder del partido, debe primar la anuencia del 4º Piso, porque si algo ha caracterizado la actuación del líder de Morena Hidalgo es la carencia de autonomía política en la toma de decisiones en la conducción del partido guinda. Por lo que el cónclave tuvo que haber sido concitado para condensar los vectores de: mayoría calificada del Congreso local, la operación municipalista de Morena y, desde luego, la reestructuración del partido que lidera Marco Rico.

El pacto político del oficialismo con Omar Fayad, que ocupa el encargo en la Embajada de Noruega, no puede ni debe pasar desapercibido dentro de las estrategias de operación política en Hidalgo. Se trata, en lo profundo, de uno de los entramados de mayor valía en las lógicas de la clase política a nivel internacional, porque los pactos políticos de facto tienen estelas de negociación y compromiso político que trascienden de la valoración ética.

En esta lógica, tampoco se puede admitir que el GPI y su migración a la bancada de Morena Hidalgo en el Congreso actúa al margen de la anuencia y lógicas de poder que marca la conducción de Omar Fayad en su estructura. Estamos en presencia de un cónclave manejado tras bambalinas que se encuentra estructurando el juego de pesos y contrapesos para operar el Congreso local, y en el que se están trazando acuerdos de largo alcance y, seguramente, de larga data.

No caben las especulaciones en el gobierno de Julio Menchaca, por ende es claro que la proximidad del GPI también atiende a un esquema de debilitamiento hacia el Grupo Universidad y los partidos satélites que aún no se perfilan en adhesión a la 4T Hidalgo, cuestión que marca que esta operación política implica una redefinición estructural de cara al inicio de la nueva legislatura en Hidalgo.

La amnistía del Pacto Político que logró Omar Fayad con López Obrador admite la misma lógica en el gobierno de Claudia Sheinbaum, por lo que no existen trazos de recomposición política de la oposición del antiguo régimen que, frente a la magnitud de la operación política que aún persiste por Morena, más allá de los resultados de los comicios del 2 de junio, habrá de experimentar tanto la pérdida de registros de partidos como una depresión de su posición política en el Congreso federal, los Congresos locales, las gubernaturas y la operación municipalista de la 4T.

¿Qué sigue a la reestructuración política en Hidalgo?

Julio Menchaca se empodera de manera significativa y propende a la construcción del bastión morenista en Hidalgo. Se presenta un esquema de centralización política desde el Poder Ejecutivo donde la correlación de fuerzas le favorece y en la que la ampliación de alianzas políticas será el común denominador antes, durante y después de la formalización de la presidencia de Claudia Sheinbaum.

El cónclave de Marco Rico con el GPI es la crónica de las alianzas de facto que amplían el horizonte de las alianzas de jure para el gobierno de Julio Menchaca.


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