El canal del pueblo, una historia de televisión

Aunque la nobleza institucional de Radio y Televisión de Hidalgo no está en duda, lamentablemente desde hace más de una década todo el esfuerzo realizado se ha desmoronado, principalmente por la falta de capacidad de quienes han ocupado la dirección general.

En Radio y Televisión de Hidalgo no acaban las sorpresas desde hace muchos años, y si se pudiera hacer una producción televisiva y llevar su propia historia a su barra programática, sería un rotundo éxito, ya que ahí han pasado todos los géneros periodísticos, televisivos y dramáticos, por lo que sin duda sería un contenido lleno de intriga, traición, pasión y odio.

 

Y es que es bien sabido que este medio de comunicación oficialista fue concebido particularmente para ser un espacio donde se den a conocer las actividades gubernamentales, con diversos contenidos para toda la familia que van desde programas culturales, noticias y programas de revista. Sin duda, haciendo un balance se podría decir que ha sido una dependencia noble que por muchos años cumplió con la encomienda de informar.

 

Aunque de audiencia limitada, Radio y Televisión de Hidalgo ha servido incluso como impulsor de buenos comunicadores y periodistas que hoy gozan de un buen prestigio, gracias al paso que tuvieron en esta dependencia. Pero también ha servido como taller de confección, porque gracias a mucha gente profesional se han hecho informes de gobierno de calidad. La nobleza institucional no está en duda.

 

Pero, lamentablemente, desde hace más de una década todo el esfuerzo realizado se ha desmoronado, principalmente por la falta de capacidad de quienes han ocupado la dirección general, porque se han llenado a raudales las bolsas de dinero y han dejado en terapia intensiva a esta institución. En todos los casos el común denominador ha sido la negligencia que ha prevalecido en la operatividad.

 

Basta recordar como uno de los episodios más lamentables el momento en el que se perdieron diversas estaciones de radio a lo largo y ancho del estado, simplemente por no darle seguimiento a un trámite administrativo, lo que provocó la desarticulación de la red estatal sin poder hacer nada para salvar las frecuencias perdidas.

 

Además, muchos equipos de transmisión ya obsoletos, cabinas de radio maltrechas, deterioradas, equipos -en su mayoría- prácticamente inservibles. Y el personal que operaba las estaciones, cada vez con más apatía que con ganas de trabajar. Así fueron muriendo las estaciones radiofónicas que alguna vez tuvieron vida en la entidad.

 

Los gobiernos pasados tuvieron todo que ver para que las condiciones de Radio y Televisión estén en las circunstancias que hoy prevalecen, es innegable e incluso ya hay culpables pagando por ello. Pero parece que en el presente, con el actual director Alan Austria, las cosas no han cambiado, y por el contrario, parece que con él, las cosas del pasado no se han ido.

 

Hace apenas unos días, la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo emitió un documento dirigido al director general para entregarle una cédula de resultados derivado de una auditoría, mediante el oficio número ASEH/DAS/DGFSSPyOA/4819/2024, en el cual le hacen 25 observaciones, 14 errores u omisiones y 11 casos de probables recuperaciones financieras por cerca de medio millón de pesos. De lo anterior tiene 7 días hábiles para responder con documentación que aclare y justifique las observaciones.

 

Pero más allá de ello, pareciera que la silla de la dirección de Radio y Televisión carga con un estigma de maldición, porque la mayoría de quienes se han sentado en ella sienten poder, privilegios, y en verdad creen estar a un nivel exquisito que les ofrece un linaje especial.

 

Es el caso de Alan Austria, quien presume haber estado en el extranjero conduciendo espacios noticiosos, pero una cosa es presentar noticias y otra muy distinta es saber de administración pública. No es lo mismo salir a cuadro a dar a conocer una noticia que tener el escritorio lleno de papeles sin saber qué hacer.

 

Se sabe que en la televisora hay cuando menos dos cámaras de video desaparecidas y no tiene cómo comprobar la pérdida de estos equipos. También se sabe sobre un faltante de gasolina de miles de pesos, pero nadie resuelve nada. Además, se sabe que pocas son las personas privilegiadas que gozan de tener los afectos del director, como ejemplo, todas y todos saben en el canal, que se dispone de vehículo, gasolina y chofer para ir por una mujer al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, sin importar que los vehículos de las y los reporteros apenas y les alcanza para llegar tan sólo unos cuantos kilómetros.

 

Esa silla también tiene que ser auditada, porque algo tiene que transforma a quien la usa. Alan Austria, incluso, ha tenido la osadía de decir a sus cercanos que por primera vez la dirección general de Radio y Televisión de Hidalgo está a la altura de una Secretaría de Estado. Así de perdido está el joven presentador de noticias.

 

EL CONSPIRADOR 


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