Después de que don Vergas amenazara al gobierno mexicano con cerrar la frontera sur de Estados Unidos -y parcialmente lo hiciera-, en un ánimo de “estoy trabajando y me paso por los huevos la política internacional”, los diputados de la nación respondieron con una misiva a título de protesta en contra del mequetrefe Donald Trump.
Ante las protestas, no de los diputados mexicanos sino de los empresarios norteamericanos, don Vergas se retractó y señaló que podría cerrar tramos de la frontera, aquellos por donde no transita el comercio de los gringos hacia México; es decir, el neoyorkino le sacó jugo al limón.
Lo positivo de las hociconadas de don Vergas es que ya aprendimos, al igual que aprendieron tanto políticos como gobiernos, que perro que ladra no muerde, así que cuando amenaza a nadie le tiemblan los calzones, eso ya dejó de estar presente y ahora hacemos caso omiso de sus patrañas.
Pero lo paradójico de todo esto fue la postura de Manuelovich, que no fue firme ante las amenazas de don Vergas, cosa que deja mucho que desear, porque sin enojarse, es necesario ser inteligente y firme ante las bravuconadas de Trump, esto es claro y no debe replicar los ejemplos rastreros y cobardes que presentó el gobierno mexicano anterior, porque nada se consiguió con lamerle el trasero a Trump, de todos modos siguió insultando y denostando todo lo que viniera de México y los mexicanos.
En este escenario, debemos empezar a mofarnos y reírnos de las pendejadas de don Vergas, pues nos genera salud mental y hace que pongamos en su justa dimensión las tonterías que nada tienen que ver con la Real Politik, sino con una estrategia discursiva y mediática que intenta ganar el favor del conservadurismo de los norteamericanos, lo cual no es uniforme, ya que la erosión de la credibilidad de Trump es clara en Estados Unidos.
Lo cabrón de esta realidad es que don Vergas las más de las veces a nivel interno en Estados Unidos se ha salido con la suya, porque el poder legal del Ejecutivo es innegable, pero esto no rige a nivel internacional, así que nadie se preocupe por las vociferaciones de este pendejete, más vale no hacerle caso.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.