Domingo de ramos con mesías tropical

El domingo pasado, Hidalgo dio cabida a dos grupos políticos opuestos entre sí que, sin embargo, serán protagónicos en 2018.

El evento que acaparó la atención fue la visita de Andrés Manuel López Obrador, quien emitió un discurso predecible sobre la mafia en el poder, con la que no tiene ninguna relación ni parecido (en su decir), señalamientos abiertos sobre la elección del Estado de México, el gasolinazo causado por la corrupción y los cacicazgos en Hidalgo, aunque lo que realmente sorprendió fue que el tabasqueño no se atrevió a nombrar a Miguel Ángel Osorio Chong.

Fueron múltiples los intentos por impregnar entusiasmo, pero la audiencia en la plaza Juárez se mantuvo receptiva y no precisamente entusiasta. La presencia del “mesías tropical” prometía polémica o por lo menos calentar el escenario. No sucedió. Muy al contrario, la mayor nota la dieron algunos de sus acompañantes.

El puntero de las encuestas comprobó que, contrario al resto del país, López Obrador no cuenta en Hidalgo con presencia ni estructura que pueda garantizar un triunfo en elecciones venideras, ¿o será que su fuerza sí está focalizada en ciertas regiones urbanas?

Mostró también, con la presencia de Christian Pulido y Luciano Cornejo, que la congruencia no es virtud de Morena y que, sin embargo, sigue siendo el gran enemigo a vencer con el populismo y paternalismo como sello personal.

Algo muy cierto ha dicho Andrés Manuel: que el miedo a su figura es evidente, y que los políticos a todos niveles comienzan a hacer todo a su alcance para destruir su discurso.

Es así como cualquier respuesta directa a AMLO se vuelve noticiosa y la fórmula perfecta para disminuir su aceptación, pero que también parece el preludio a una eventual coalición entre PRI, PVEM, PANAL y PES.

Paralela e irónicamente, ese mismo día se dieron los registros de planillas de comités municipales del Revolucionario Institucional. En medio de presencias y ausencias tensas, con la palabra unidad apenas mencionada hasta tarde vía Twitter, el partido hegemónico e Invencible se vio pequeño.

Todos los municipios susurran quejas y falta de operación política, con arreglos hechos al vapor salen planillas de “unidad» con una militancia dividida llena de reclamos airados a quienes parecen temerosos y escondidos mientras brindan posiciones a desertores y traidores.

La consecuencia en cada movimiento se devela: el PRI en Hidalgo ya no es fuerte, apenas competitivo sin oposición. Se dijo que estos 28 municipios del primer bloque eran los más “sencillitos”, para septiembre que finalizan trabajos el tricolor va a tener sus extremidades amputadas.

Y sobre el PRI y Morena en Hidalgo, se eleva una poderosa ave morada.