Tomaron protesta los 500 diputados que integrarán la LXIV Legislatura, y se presenta nuevamente el debate sobre si la calidad de las leyes y el trabajo parlamentario están ligados a la condición profesional de sus autores, puesto que 46 por ciento de los representantes no cuentan con cédula profesional.
Si bien la Constitución, en su artículo 55, señala que para ser diputado se debe tener 21 años cumplidos el día de la elección, ser originario o vecino del estado que aspire representar, no estar en servicio activo en el Ejército y la Policía, no ser ministro de culto y no ser funcionario en cualquiera de los tres Poderes de la Unión u órganos autónomos, no señala nada sobre el nivel académico que deben tener los diputados.
Es cierto que son los representantes del pueblo y son elegidos de manera “democrática”, pero es muy diferente cuando de legislar se habla, ya que la mayoría de los diputados no tienen el mínimo conocimiento de lo que es una ley, el acto legislativo, política o de los temas de los cuales tendrán de discutir y debatir. Claro: tienen -o deberían de tener– asesores que los apoyan en ese rubro, pero la realidad es otra: esa partida es destinada al amigo o al compadre en la mayoría de los casos, lo que ocasiona que terminen contratando asesores de poca monta y esto se refleje a la hora de discutir o presentar las propuestas de ley, donde se ven ofuscados al desconocer del tema en cuestión y por ende hablan de algo que no conocen, demostrando su ignorancia por el simple hecho de echar la “chacota” el “borlote”, o simplemente por no quedarse callados.
Por otro lado, resulta lamentable cómo algunos diputados en la toma de protesta se tomaban “selfies” para subirlas a sus redes sociales para legitimar su puesto y hacer de esto un escaparate más en su carrera política; y cómo olvidar los casos donde actores o gente de la farándula que ocupó curules, como el caso del boxeador “El Terrible Morales” o Sergio Mayer, reconocido por su espectáculo “Sólo para mujeres”.
Gente como ésta, sin trayectoria y sin conocimientos, estará cobrando una cuantiosa dieta sin saber prácticamente nada y en otros casos, sin hacer nada. Ojalá se cambie el artículo 55 constitucional, ya que México es uno de los países con muchas reformas en su Constitución y de crear gran cantidad de leyes, pero de manera errónea: carecen de sentido, tienen lagunas o no son aplicables al caso concreto.
Cosas buenas que se pueden decir de esta Legislatura realmente son pocas, pero interesantes, ya que tiene el mayor número de mujeres: 241, de las cuales 119 cuentan con cédula profesional, 7 tienen maestría, 2 tienen doctorado y 1 estudió dos licenciaturas. También hay que resaltar que 12 legisladores de la cámara de diputados representan a comunidades indígenas de Veracruz, Hidalgo, Oaxaca, Guerrero, Yucatán y San Luis Potosí, que de hecho deberían ser más, ya que estas comunidades son las más desprotegidas y las menos escuchadas.
Sólo el tiempo dirá si un nivel académico o de profesionalización debe ser requisito para ser diputado y la prueba más contundente será el trabajo que han realizado las anteriores Legislaturas y obviamente el trabajo que realice la entrante, pues una labor de esta naturaleza no fue hecha para todos.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.