Las festividades del Día de Muertos y el sincretismo del Halloween se aprestan en un clima enrarecido en la palestra política de la nación que pretende emular la noche tétrica de las veladoras, donde Xóchitl Gálvez y el PRIAN/PRD dieron inicio al epitafio de su derrota.
El lúgubre y fantasmagórico quiebre político de una oposición que no domina la escena de las acciones de gobierno se ha convertido en el referente de una derrota política que no encuentra los espacios para reagrupar sus fuerzas y que, en Hidalgo, ya ha tenido y pavimenta encontronazos con el gobierno de Julio Menchaca.
Las fuentes de poder de la añeja casta política en Hidalgo presuponen un intento de ascenso no sólo de la cohesión de su alianza de facto PRIAN-MC+PT/GU, sino de un trazo mayor de su contraofensiva en conexión a la oligarquía nativa nacional y de la intervención política norteamericana, canadiense y española en México, que permiten ubicar a la reacción desde la COPARMEX Hidalgo y el CCE, el trazo de encontronazos de posturas con la reforma al Poder Judicial y sus “preocupaciones” del arribo de capitales chinos a suelo hidalguense.
Es evidente que se han copado los espacios para que la burguesía nativa pueda operar a sus anchas como lo hacía durante el bastión priista donde era juez y parte en Hidalgo.
¿Día de muertos y cadáveres políticos?
Exponencialmente, la vieja guardia del PRI nacional sucumbe en el cementerio del exilio que Alejandro Moreno y Carolina Viggiano les decretó en el autogolpe de Estado que depuso a Dulce María Sauri, Miguel Osorio Chong, Francisco Labastida, Claudia Ruiz Massieu y a Manlio Fabio Beltrones, a quienes le dedicaron su calaverita en el marco a “perpetuidad” de la reelección en la dirigencia del partido tricolor.
El epitafio del delfín
La presencia de Andrés Manuel López Beltrán en la dirigencia nacional de Morena marca el epitafio anticipado en la carrera presidencial para las intenciones y aspiraciones de las huestes guindas y más allá de ella, como lo implican los deseos de Gerardo Fernández Noroña por “la grande” de cara a los comicios de 2030, donde sólo podrán participar varones debido a la reforma de alternancia política que envió la presidenta Claudia Sheinbaum al Congreso.
La figura del delfín, Andrés Manuel López Beltrán, ya ha provocado reacomodos en las fuerzas del partido guinda, y se comienzan a cerrar filas en las lógicas políticas de acción y estrategia de cohesión de sus fuerzas. Por ende, la visita nada satisfactoria para Luisa Alcalde a Morena Hidalgo es, también, un trazo anticipado transexenal, jugada de ajedrez que pretende ir construyendo un entramado político de estabilidad en los gobiernos morenistas para identificar certidumbres y zonas de vacío político como las que ha experimentado Marco Rico en el gobierno de Julio Menchaca.
De la cripta al Halloween
La evolución de la contraofensiva de la derecha sobre la obstrucción al Poder Judicial ha encriptado los códigos de una contraofensiva que se mueve tras bambalinas y que en el Congreso de Hidalgo ha generado la respuesta de obstrucción de la alianza PRIAN-MC+PT/GU. En este trazo, el desencuentro entre el Grupo Universidad y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo pretende ser escalada al Congreso local, creando un impasse político de desconcierto para generar un lobby de presión que empuje a negociaciones legislativas y predispongan acuerdos con el gobierno de Julio Menchaca.
El Halloween político de las fuerzas del antiguo régimen empuja a que, entre máscaras y disfraces de su casta política, se encuentre parasitando al estilo del Beetlejuice en el gobierno de Julio Menchaca. Casta que muta de formas y contenidos, creando desconcierto e incertidumbre política.
El clivaje político del antiguo régimen se apresta a generar los cadáveres políticos de un juego antidemocrático, que lo único que le depara es la imagen que precedió a su derrota política del 2 de junio, donde Xóchitl Gálvez y los personeros de la entonces alianza PRIAN/PRD encendieron veladoras en aquella noche de Halloween y disfraces políticos.