Deuda kármica

En la ruptura de mis cadenas me encuentro con la bruja blanca, me revela lo aparente y la profundidad, afirma mi destreza sobre lo que ya sabía, pero ninguno me lo había confirmado: soy libre.

Es vela dulce, su destreza lingüística domina, impone, impera; su vertiginosa visión desnuda a cualquiera y le enseña los caminos, pasado y presente, predispone las enseñanzas para encaramarse al futuro. Es Florencia, bruja blanca como espuma, liberadora como las caracolas de Neruda, limpia con el corazón de fuego, ternura y pasión.

Converso largas horas y descubro su ternura y desolación; en el dominio y en el camino de querer controlarlo todo, se confunde, se pierde, pero su fuerza de espíritu y de los espíritus la regresa al camino. Tiene un deber y no puede eludirlo, no desea tener una deuda kármica.

Las cartas y el símbolo le hablan, no la dejan en paz, le develan el amor y el deseo de amar; desea conquistarlo, pero él se aleja, es viento que susurra en su mirada, es licor de una noche, pero también el cebo de la náusea, el sebo que se rechaza por pulcritud, esa pulcritud de la costumbre y del alma.

Caren se muestra inteligente, hiperquinética, impasible y frenética, mira y observa lo que los demás no vemos, convence porque su palabra es verdad plena, amor, incluso desolación. En ese tortuoso camino arroja luz como si la dominara, pero en realidad es ella misma, luz en el camino que fluye con la fuerza de las olas del mar, baña la arena y acaricia la piel.

Caren, te estrujo y estrecho desde mi corazón, me acaricias con tus palabras, tu dulzura es un consuelo para los náufragos que sin tierra estamos a la deriva; te regalo mi cariño y te ofrezco mi amistad, porque es lo más preciado que tengo, lo único que realmente te puedo regalar.

Comienzo el viaje de retorno, me entrego a tus pensamientos y te comparto los míos, ¿es acaso necesario?, es fijo, siempre lo ha sido, pero no era el momento, me encontraste cuando ambos lo necesitábamos, me encontraste cuando mi luz comienza su resplandor, nuevamente, pero ahora para no ser cegada.

Querida bruja blanca, nada tan cerca ni tan lejos como el amor, frontera de todo y deseo infinito que desde el Tarot se encarama para con su justa verdad entregarnos el alivio cósmico.

Consultoría Política y Contacto Público: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.