De manteles largos y poder corto

El vaticinio de Marco Mendoza de que el PRI volverá al poder es una idea posible y probable en la medida que la izquierda morenista no sea capaz de construir un modelo político desde la ideología y la conciencia cierta de la historia que el PRI identificó como uno de los despropósitos más cruentos de la historia de la nación.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

En el onomástico 96 del PRI, los manteles largos y las alegorías de una vida de control hegemónico del poder en México se diluyen frente a su corto poder, que en Hidalgo evocan las reminiscencias del poder perdido que, momentáneamente, dejaron su lugar a los festejos de la esperanza y vaticinaron que el partido tricolor habrá de recuperar el poder.

 

El vaticinio del líder tricolor, Marco Mendoza, sobre que el PRI habrá de recuperar el poder, no es menos cierto que las lógicas políticas extraviadas en el planeta. El PRI es un partido populista como lo es el Partido Peronista o justicialista en Argentina, donde, en un vaivén de esplendor y fracaso, ha retornado al poder en incontables ocasiones. Ello, debido a que los pueblos tienen una memoria laxa y su cultura política suele ser precaria.

 

Marco Mendoza tiene un dejo de razón al vaticinar que el PRI volverá al poder como cuando encumbró a Enrique Peña Nieto, cuyas carencias cognitivas y de conducción política entrañan una historia de desaciertos que no debería quedar en el olvido. Empero, el vaticinio de Mendoza es contundente y las pruebas empíricas de diversos partidos populistas en el mundo le otorga la fuerza y la certeza de algo más que un vaticinio; sólo que Marco Mendoza no lo planteó aludiendo a las pruebas históricas y radiografía del poder.

 

Hoy, la izquierda en México presenta una debilidad que sus ideólogos han percibido y, concretamente, López Obrador. “En Morena no son todos los que están, ni están todos los que son”; esta frase de la cual he hecho un apostolado axiológico de la política mis únicos y queridos lectores, advierte que una debilidad de forma y fondo de Morena es que el grado de ideologización y conciencia política de sus fuerzas está en construcción y, por ahora, prima el entusiasmo de sus fuerzas, pero, como advirtió el Che Guevara cuando triunfó la Revolución cubana y le preguntaron los medios del planeta, ¿díganos comandante Guevara, ya ganó la Revolución?, la respuesta del Che fue contundente y lapidaria, los miró y dijo: la revolución inicia hoy.

 

Traduzco este ejemplo empírico histórico: el triunfo de López Obrador es el inicio de la construcción del pensamiento cierto de las fuerzas de izquierda, pero el camino no está construido y ello presupone el manejo de una serie de variables que hagan de esta fuerza política entusiasta un vector con magnitud y sentido, condiciones que exigen disciplina política, conciencia y perfeccionamiento ideológico.

 

Por ende, el vaticinio de Marco Mendoza de que el PRI volverá al poder es una idea posible y probable en la medida que la izquierda morenista no sea capaz de construir un modelo político desde la ideología y la conciencia cierta de la historia que el PRI identificó como uno de los despropósitos más cruentos de la historia de la nación.

 

Los partidos populistas como el PRI encumbran esplendor y fracaso, y su fracaso suele estar acompañado de grandes degradaciones políticas y sociales. No necesitamos ser historiadores para apreciar los quiebres sociales ocasionados por el PRI como partido hegemónico pragmático: Tlatelolco 1968, fraude electoral, antidemocracia, Acteal, Ayotzinapa, corporativismo, caciquismo, clientelismo….

 

96 años de pervivencia política en México del PRI, son la radiografía política de dos vectores políticos que aquejan a los pueblos en el planeta: memoria laxa y cultura política precaria.

 

Marco Mendoza tiene razón.

 

En un país donde la izquierda intenta democratizar el vetusto y anquilosado sistema político del antiguo régimen, pocos suelen comprender que construir democracia es un proceso de ideología y conciencia política, condiciones de las que aún adolece Morena porque su construcción obedece a un proceso de conformación histórica de lucha social, de la cual muchos simpatizantes y morenistas son ajenos.

 

Andrés Manuel López Obrador, al igual que Claudia Sheinbaum, construyeron una izquierda desde la lucha social, la ideología y la conciencia y hoy que las fuerzas de izquierda detentan el poder, muchos morenistas lo desconocen y muchos lo ignoran.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.