Después del ascenso de los gobiernos de izquierda en América Latina, como el de Rafael Correa en Ecuador, de Michelle Bachelet en Chile, Lula en Brasil, José Mujica en Uruguay, Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, el mapa geopolítico mostraba que existían otras tendencias políticas que podían gobernar y tener éxito. Y aunque estos gobiernos tuvieron luz y sombra, la luz se imponía a la sombra.
Pero el péndulo osciló ante la erosión de los gobiernos de izquierda hacia los de derecha, sólo que esta vez con tendencias fascistoides y ampliamente conservadores, al grado que un exmilitar como Jair Bolsonaro llegó al poder en Brasil, o bien, se recrudeció la derecha argentina de la mano de Mauricio Macri, personajes que han causado tantos estragos que hoy sus mismos ciudadanos se preguntan quién fue el pendejo que votó por ellos.
En este contexto se encumbra Sebastián Piñera en Chile, miembro de la rancia derecha fascista que hoy tiene hecho una mierda al país frente a las medidas represivas y al cese de oportunidades del modelo neoliberal, trazando condiciones de desencuentro que amenazan en concluir en una tragedia y genocidio social.
Del indio al indio, resulta que el criticado Evo Morales por su cuarta reelección dejó al país con un Producto Interno Bruto superior al 4% (para dimensionar, en lo que va de este sexenio, con López Obrador con pedos nos acercamos a un punto porcentual), pero sacó de la pobreza al 30% de los bolivianos menos favorecidos,es decir que 3 de cada 10 bolivianos pobres dejaron de serlo; además, Evo le devolvió riqueza al Estado boliviano, como el gas, el agua, entre otras cositas, pero hoy se le tacha de populista, de indio, de tirano, mientras el pueblo boliviano se manifiesta en las calles en contra de los golpistas que le arrebataron el poder.
La erosión social en América Latina marca el desencuentro con las elites políticas y económicasque intenta por todos los medios e instrumentos del Estado controlar a los ciudadanos que menos tienen,pero los brotes de inconformidad se aceleran y generan ya protestas que no podrán ser detenidas, al grado que estos mismos sátrapas del poder político han tenido que empezar a ceder, en alguna medida, los privilegios de los que gozan, pero ello no serásuficiente, lo que presupone un clima y efervescencia social mucho más álgido y enrarecido, porque ya no es una lucha de izquierda o derecha, sino de un pueblo oprimido.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.