¿Cuáles son las formas?

Una niña de siete años desaparece. Sus familiares se movilizan, cierran la circulación de una carretera; la policía inicia un protocolo de búsqueda. Una semana después, su cuerpo es encontrado junto a una presa. El sospechoso es un hombre de su círculo cercano. Esta es la historia de Nicole Santos, una niña hidalguense que fue asesinada, pero podría ser la historia de cualquier niña que, sin nombre, sin rostro, sin cuerpo, se suma a la creciente cifra de muertes por violencia de género. 

En lo que va del año, en Hidalgo se han registrado cinco feminicidios, todos a manos de hombres. El pasado 8M, los debates sobre las formas en las que las mujeres se apropian del espacio público volvió a posicionarse en redes sociales. Miles de comentarios iracundos en contra de las mujeres que rayan un monumento, que gritan frente a un palacio de gobierno, que firmes exigen justicia para las muertas y desaparecidas en nuestro país. 

La gente menos empática, y me atrevo a decir que la más ignorante, siempre sale con la obsoleta afirmación: “Esas no son las formas”. Hoy, a propósito del hallazgo del cuerpo de Nicole, sirva esta columna para preguntar: ¿cuáles son las formas?

¿Cómo le pides a un sistema que encuentre a tu hija desaparecida? ¿De qué manera sí tenemos permitido pedir que, aunque sea, me entreguen el cuerpo de esa hija que no pudieron encontrar a tiempo? ¿Con qué palabras pido que encierren al hombre que asesinó a mi hija de siete años? 

Esas personas que parecen saberlo todo, a las que la religión o su inconsciente superioridad moral les da todas las respuestas, me gustaría que alguna vez, lejos de criticar un movimiento legítimo y necesario, nos digan cómo sí se pide justicia en un país asesino. 


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