La muerte pulula y la incertidumbre se convierte en el grito de desesperación de los pueblos frente a la pandemia. Nada está claro, no coinciden las declaraciones oficiales y los tiempos y movimientos para hacer frente a un virus sin antídoto, lo que lo ha vuelto un monstruo social que no obedece a nada ni a nadie.
Orden y contraorden hacen del semáforo un escenario de desolación, pero mientras la pandemia no atiende a cronologías, el hambre y la desesperación de los vulnerables los empujará a la violencia y al caos, realidad que se perfila ya en distintos países y de la cual México no será la excepción.
Han sido muchos los desatinos en el manejo de la pandemia a nivel internacional, pero existe un umbral que indica que el porcentaje de población que se infecta en un país no es mayor al 7%, cifra que sigue siendo devastadora cuando se cruza con los miles de muertos por el virus eterno, como yo le llamo. Esta situación no podrá contenerse en términos de las actividades normales que desarrolla un tejido social, por lo que el escenario puede devenir en la búsqueda desesperada del sustento, sin importar las consecuencias.
Esta pandemia ha revelado el rostro cruel de muchos estados que protegen intereses de élite, ha evidenciado que los gobiernos son instrumentos clasistas y, por ende, el mito de que el pueblo es el soberano se diluye ante la muerte, el desempleo y el hambre, condiciones inenarrables en muchos países.
En términos estrictos la mayor parte de los gobiernos han sido rebasados por los estragos de la pandemia y sus medidas precarizadas frente a la desolación y la muerte, pero pocos admiten el fracaso, pocos dan la cara y han maquillado el escenario tratando de generar una imagen de control que no existe, sin que la sociedad se organice y tome una resolución definitiva para actuar frente al Estado y su clase política y exigir replantear lo hecho desde la estructura jurídica hasta las relaciones sociales.
La pandemia no obedece a cronologías, pero la mierda nos llegó al cuello y la violencia social se aproxima.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.